ATHLETIC 1
BARCELONA 3
BILBO
El Athletic demostró ayer que es capaz de hacer frente a un equipo con el potencial del Barcelona. Fueron veinte minutos de ensueño hasta que se cruzó en su camino el árbitro. Fernández Borbalán se cargó el partido con la expulsión de Casas en el minuto veinte. Hasta ese momento, San Mamés gozó con la posibilidad de hacer hincar la rodilla a los catalanes.La unión entre equipo y afición se pudo palpar desde antes de que el balón echara a rodar. Los rojiblancos se fueron tras el calentamiento entre gritos de apoyo e iniciaron el partido concentrados. El único remedio para solucionar los problemas que arrastra el Athletic en los últimos tiempos es darlo todo sobre el campo y los leones se pusieron manos a la obra por la vía rápida.
Se les veía diferentes. Apoyos constantes y presión en todo el campo. Cuando Messi cogía el balón y encaraba a Casas por ejemplo, Orbaiz acudía a ayudarle para cerrar el camino. Poco a poco se fueron creciendo, mientras el Barcelona dejaba comerse el terreno.
Estaban sobrados y con ganas de demostrar que tienen capacidad y nivel de futbolistas de Primera. Una perfecta combinación entre Iraola y Javi Martínez supuso el primer aviso. Ronaldinho se desentendía de las acometidas del de Usurbil a la hora de defender y por esa zona encontraron el camino. El joven navarro también imponía su fuerza en la medular y se comía con Orbaiz el trivote blaugrana. Por si fuera poco, Yeste tenía su noche al igual que Llorente y Garmendia.
Parecía increíble, pero todo funcionaba a la perfección. Encima, la unión con San Mamés les llevaba en volandas. ¿Dónde había estado este equipo en las primeras cuatro jornadas? Para los que dudaban de las aptitudes de esta plantilla, ofrecieron un recital de lucha, entrega y calidad.
Calidad, sí, calidad. Porque la tienen. Menudo golazo que se sacó de la chistera Yeste. Es el jugador más desequilibrante del Athletic y ayer volvió a dejarlo claro. Con viento a favor, los rojiblancos continuaron regocijándose Garmendia y Llorente estuvieron a punto de hacerse el segundo ante la pasividad del Barcelona.
Pero tuvo que aparecer él. Fernández Borbalán, colegiado andaluz. Nadie se había dado cuenta de que estaba sobre el terreno de juego ya que disfrutaba con el pundonor de su equipo que había ofrecido su mejor versión.
Una contra peligrosa de los catalanes fue cortada con falta por Casas. Era merecedora de tarjeta, pero no de roja y menos en el minuto 20. Una injusticia que dejó en inferioridad al Athletic y cambió el devenir de la contienda por completo.
Sarriugarte reaccionó rápido para tapar la banda izquierda metiendo a Expósito. El Barcelona no carburaba y Rijkaard también apostó pronto por meter más potencial arriba. Quería anchar el campo y metió a Giuly para conseguirlo.
El Athletic resistió como pudo. Metido atrás y realizando un esfuerzo físico impresionante. A veces con cierta dosis de fortuna, pero con trabajo, mucho trabajo por parte de todos. Sin embargo, este Barça es mucho Barça. Cuando se esperaba al descanso Puyol igualó el marcador. Un jarro de agua fría. Quizá merecido ante la superioridad blaugrana, pero injusto y condicionado por la decisión del árbitro.
Monólogo del Barça
Si en igualdad numérica es difícil parar a un equipo como el Barcelona, en inferioridad resulta casi imposible. El dominio de los catalanes fue total. El balón rondaba por sus pies ante un Athletic que se veía obligado a ceder el campo.Sin estar desbordados, la inercia les metió atrás. Estaba claro que el gol del vigente campeón de Liga y Champions iba a llegar en cualquier momento, la pena fue que vino después de que por primera vez en todo el segundo tiempo, el Athletic se atrevió a acercarse a la portería contraria.
Gudjohnsen es una bala y fue el encargado de finiquitar lo inevitable. Con el partido totalmente roto y los rojiblancos entregados al pagar el esfuerzo físico del primer periodo, Saviola aprovechó para reivindicarse y demostrar que tiene cosas que ofrecer a Rijkaard.
El Athletic rozó la gesta, pero la diferencia entre los dos conjuntos es un mundo y con ayuda arbitral, más. Fernández Borbalán nos dejó sin la posibilidad de soñar. Nos devolvió a la tierra con un mazazo demasiado duro.
Habrá que quedarse con los primeros veinte minutos y seguir por ese camino. Como coreaban los seguidores de Ecuador en el Mundial de Alemania: «Sí se puede».