Al oír Tour de France, la mayoría de la gente piensa automáticamente en la reputada prueba ciclista. Sin embargo, existe otro tour mucho más antiguo que poco tiene que ver con el mencionado. Se trata de uno de los métodos pedagógicos utilizados desde hace siglos por los compagnons para aprender una serie de oficios relacionados con la construcción.

Esta especie de cofradía de gremios, cuyos orígenes se remontan al siglo XII, está, en la actualidad, integrada en la oferta educativa y de aprendizaje de los oficios que intervienen en la construcción, vinculados principalmente a la madera, al hierro, a la piedra, a la fontanería o a la escayola. Existen fórmulas similares en Alemania y Suecia, pero es en el Estado francés donde esta antigua red de formación se ha conservado con más fuerza.

En 1952 se dotó de una estructura jurídica adaptada a nuestros tiempos, y fue entonces cuando cinco sociedades de compagnons que perduraron a través de los siglos se fusionaron para crear la Federación de Cofrades de los Oficios de la Construcción (FCMB).

Una filosofía propia

Aún así, esas sociedades siguen siendo «legal y ritualmente autónomas» y conservan en su denominación señas que las identifican con la filosofía que las fundó como, por ejemplo, la Sociedad de Cofrades Carpinteros del Deber de Libertad.

Los compagnons actuales siguen reivindicándose como portadores y transmisores del savoir-faire ancestral, de una cultura patrimonial basada en tres principios: el oficio, el viaje y la fraternidad. Para ser un cofrade hay que ser, ante todo, un profesional; hay que realizar el Tour de France y convivir con los otros aprendices, formarse y, cuando se esté técnica y humanamente preparado, transmitir lo aprendido.

El candidato o candidata a realizar este Tour tan particular debe poseer una capacitación técnica mínima demostrada (CAP) o puede, a partir de los 14 años, ingresar en el Instituto que la Federación posee en Mouchard (Jura), un liceo profesional único en su género, para prepararse antes de emprender el viaje que le permitirá conocer regiones, costumbres, técnicas y experiencias diversas y, además, «construirse como persona gracias a las etapas y retos que deberá afrontar».

Por supuesto, las condiciones actuales poco tienen que ver con las de épocas pasadas donde los compagnons se desplazaban con sus herramientas y paraban durante meses o años en diferentes lugares. Ahora, la persona candidata a compagnon es acogida en los albergues más cercanos al lugar donde va a trabajar y a formarse al mismo tiempo. La Federación posee una veintena en el Estado, uno de ellos en Angelu.

Además, es la propia Federación la que interviene para buscarles un puesto de trabajo remunerado en el oficio que deseen aprender. Después de la jornada laboral, acudirán a clase de 20.00 a 22.00, donde el saber ancestral se complementará con las tecnologías más modernas.

Cada año se les propondrán una o dos ciudades y la correspondiente formación, dependiendo del grado de especialización que deseen adquirir, durará entre cuatro y seis años.

Al cabo de ese tiempo, habrán finalizado su viaje iniciático, se habrán convertido en especialistas del oficio elegido y se les considerará como «preparados y conscientes de su rol en el seno de la sociedad contemporánea».

Formación adaptada

La Federación ofrece, asimismo, otras formaciones en centros de aprendizaje, siempre en colaboración directa con empresas o talleres, dirigidas a los mayores de 16 años hasta los 25 años o hasta los 30 en determinadas condiciones. Además, a partir de 1970, propone módulos de formación de unas 35 horas en el marco de la formación continua.

Una interesante exposición, en la que podían verse diversas maquetas de trabajos realizados por los cofrades ha ocupado uno de los locales del salón Innobat, dirigido a los profesionales de la construcción y que se ha celebrado esta semana en Baiona.

Los sucesores de los antiguos constructores de catedrales siguen demostrando que, aunque no pretendan construir los pilares de la tierra, el gusto del oficio y del trabajo bien hecho junto a su filosofía específica, continúan siendo básicos.

De hecho, su saber es requerido muy a menudo para trabajos de reconstrucción de monumentos y antiguos edificios, lo que prueba la veracidad de una de las máximas de la corporación:tradición al servicio del presente. -