Gorka, te escribo esta carta con el corazón en un puño. Hoy se cumple una semana desde que perdiste la vida trabajando. Después de dos días de paro, y movilizaciones, Gorka, lamentablemente has dejado de ser noticia, ya no ocuparás páginas de periódi co ni serás nombrado en radios y televisiones. Tu nombre, el de Gorka Arrizubieta Zabala, se difuminará en una larga lista de fallecidos, o mejor dicho «asesinados» por la dejación de empresarios y la indiferencia de las autoridades laborales y gobiernos de turno en todo lo relativo a la seguridad o la higiene en el trabajo. Tu nombre engrosará la estadística de muertes de 2006. Una estadística negra, fría y de memoria frágil, donde las personas se convierten en meros números. Una lista de muertes anunciadas, previstas y asumidas cada año que paracen no inquietar demasiado a nadie. Pero hace falta recordar que tras cada muerte obrera hay personas, familias, vidas truncadas.
Mientras la memoria colectiva te va olvidando, a nosotros tus compañeros se nos hará más difícil hacerlo, y además es posible que no queramos hacerlo, aunque ello suponga hurgar en la herida. Porque olvidar significa borrar la existencia de alguien que existió, y con el cual compartimos muchas cosas, y no estamos dispuestos a hacerlo. Cada semana mueren trabajadores y trabajadoras en distintos lugares de Euskal Herria, pero aunque no sea justo decirlo, hay que reconocer que no es lo mismo. Dicen que cuando la desgracia se aloja en casa de uno duele más, y por desgracia bien que lo hemos comprobado.
Es duro volver a trabajar al lugar donde hace bien poco una máquina sesgó la vida de un compañero, tu vida, la de un joven vital, lleno de ilusiones y con toda una vida por delante. Es difícil borrar el recuerdo de tu cuerpo tendido al lado de la maldita máquina que te atrapó. Desde aquel día las noches han sido más largas y cuesta conciliar el sueño. Son varios los compañeros traumatizados con tu muerte y la manera en la que te sobrevino, Gorka. Nadie nos ha enseñado a tratar con la muerte, menos aún cuando llega de esa manera tan injusta. La mente se llena de imágenes y ninguna es agradable. Te imaginas una familia hundida a la cual le han amputado un miembro, unos amigos derrotados, un compañero menos y una taquilla vacía. Imágenes desagradables y llenas de dolor. Aún hoy esperamos verte llegar en tu coche recién comprado, para más tarde compartir esas horas de trabajo, esos minutos de bocadillo, de charla, y de amistad.
Aunque no puedas leer estas líneas tenemos la necesidad de escribirlas, de soltar el nudo que se nos ha quedado en el estómago. Nadie te va a devolver la vida, pero tienes que saber que ningún compañero dudó en adherirse al paro de 48 horas que hicimos los días siguientes a tu muerte, que fueron cientos de personas las que durante dos días se manifestaron por las calles de Lekeitio, que fuimos cientos de personas las que te recordamos y denunciamos en frente de «tu fábrica» la dejación de los empresarios y la Administración en materia de seguridad y salud en el trabajo, porque comprobamos que en este caso el derecho a la vida no parece importarles tanto, menos desde luego que el incremento de beneficios.
Gorka, no pararemos hasta que se esclarezca todo lo sucedido y se depuren responsabilidades. Porque estas muertes no pude salir gratis. Quiero que sepas que no admitiremos ninguna versión que hable de negligencia, imprudencia,... como algunos de manera interesada se han dedicado a difundir. Antes se pilla al mentiroso que al cojo. Lo repetire- mos mil veces si hace falta, la seguridad y la salud en el trabajo es una obligación del empresario y de la administración. Seguramente la investi- gación del accidente certificará lo que es evidente, que las seguridades han fallado y que la máquina no estaba correctamente. Otro gallo cantaría si la empresa pusiera tanto empeño en cuidar la seguridad y la salud de los trabajadores y trabajadoras en vez de preocuparse de la cantidad de piezas que produce.
Nos pagan por trabajar, y trabajamos para vivir y no para perder la vida en ello. La tuya no podemos recuperarla pero trabajaremos para que no vuelva a suceder nada parecido. Estamos y estaremos junto a tu familia para todo aquello que necesite.
Erraza da zu maitatzea, ezinezkoa zu ahanztea, agur eta ohore lankide maitea. Besarkada bat eta muxu handi bat zaren tokian zarela Gorka. -