Falange Española ha convocado una manifestación en Iruñea para el 12 de octubre, pero según explican no es una manifestación falangista. ¡Ah! Es, dicen, para todos los navarros que aman a España y a Navarra. Y ponen a disposición de los «patriotas» autobuses desde Madrid, Aragón, Cataluña, Asturias, Galicia, Cantabria, Levante, Castilla y León que, me imagino yo, rebosarán de navarros.
El tema de la manifestación no falangista de falangistas viene dado porque los socialistas y el PNV «quieren que los navarros sean súbditos del lehendakari de Ajuria Enea». Y el hecho de que digan «sean» y no «seamos» da una idea de cuánto de navarros son los convocantes.
Pero que lo sean o no tampoco es lo más relevante. A fin de cuentas, Navarra tiene falangistas propios, fuerte y cómodamente anclados, y no necesita de préstamos. La manifestación podía haberla convocado directamente UPN. La españolidad es la bandera de la derecha navarra, desfilen o no con camisas azules. Españolidad es la negación absoluta de Navarra, pero también de las libertades democráticas. Españolidad es sustraernos el derecho a decidir, privarnos de nuestra identidad, imponernos de quién sí debemos ser súbditos.
Y ahora que en Euskal Herria asoma la posibilidad de un proceso democrático, la españolidad presiente un peligro inminente para todo lo que aseguraron con el golpe de estado franquista en el 36 y que tan fácilmente han conseguido mantener hasta el mismo día de hoy. Por eso, la manifestación podía convocarla UPN. Pero la convoca la Falange. Porque el momento se les hace demasiado crítico y ni siquiera UPN tiene la carga de amenaza y provocación, el alarde de impunidad que tiene la Falange. Y la convocan en Navarra, donde tan estrechos lazos mantienen con las cunetas donde aún buscamos a los nuestros, donde la muerte azul se llevó a tantos de aquellos hombres y mujeres por los que nadie, nunca, ha rendido cuentas ni ha pedido perdón.
Hay un insulto a aquellos republicanos, socialistas, gudaris, anarquistas; un insulto a los 3.300 antifascistas asesinados en Navarra y, un insulto a la memoria, a la democracia y a las libertades. Y hay un inconfundible canto al olvido y a la condescendencia en el silencio de los partidos que hoy callan, consienten o se desentienden ante una convocatoria que quiere ser miedo y provocación.
Al otro lado de la imposición y la pasividad queda la lucha y la reivindicación. También el 12 de octubre, por nuestros derechos, frente al fascismo de ayer y de hoy, Euskal Herriak Autodeteminazioa. -