Mercedes Milá apareció en la parrilla del viernes por la noche con una entrega de su “Diario deŠ” y en esta ocasión quería saber «lo que nos pone a las mujeres». El sexo es un negocio que mueve más dinero que las drogas y que las armas. El sexo es un placer, un impulso, un instinto, un rito, un mito. El sexo de Ellas, es diferente al sexo de Ellos, y entre Ellas, cada mujer tiene su idea del sexo, como la tiene del ajoarriero o de las posibilidades del ácido bórico para desinfectar las bajeras.

Ordenemos el asunto. Ana García Obregón está perdiendo fuelle mediático con una serie que habla del sexo débil, aunque viendo la serie en donde ella asegura ser la creadora total, podría deberse a un fallo de traslación y quisiera decir que al menos ella da muestras de un seso débil. Desde que la doctora Ochoa apareció en televisión de la mano de Chicho Ibáñez Serrador recomendando a las señoras que no se tragaran el semen de los desconocidos, la libertad sexual, la libertad de elección sexual, la práctica del sexo en plena libertad parece haber llegado de igual manera a las mujeres que a los hombres. Otra cosa es que se mantengan tabúes, impericias o estrés ambiental. El sexo, en las clases medias occidentales, está fuera del marco doctrinal, excepción hecha de los fundamentalismos que intentan reprimir.

Mercedes Milá no nos hizo conocer nada nuevo. No tuvo excesivo rigor, fue una entrega anecdótica, muy de charla de café, incluso así se planteó, y lo que quedó más o menos claro es que las mujeres deciden. Juegan, viven su sexualidad en solitario o en compañía con un mayor compromiso astral, o metafísico. Los hom- bres parecemos ser unos animales más automáticos, más excitables por la publicidad. Y se demostró con anuncios que pusieron en el reportaje. Solamente pagan por el sexo los varones. Y lo pagan igualmente para conseguir hombres o mujeres. Así que no queda claro que exista una sola cosa que ponga a todas las mujeres. Incluso, después, en otra cadena vimos el «pipón» de Pipi y solamente comprobamos que despierta admiración. El sexo, a mi entender, es un compendio de disciplinas que todas nos llevan al conocimiento. Y a perderlo, simultáneamente. -