ALAVES 1
POLI EJIDO 1
GASTEIZ
Ser del Alavés en los últimos años se está convirtiendo en un acto más de fe y fidelidad que otra cosa y ese espíritu de supervivencia parece ser el que llevó ayer al Alavés a dieciseisavos de final de la Copa, devolviendo este torneo a Mendizorrotza tres años después. Tras disputar un mal partido ante un rival que ayer fue ciertamente superior dos disparos al palo y un gol anulado y quedarse con diez en la prórroga, los albiazules fueron capaces de levantar tres bolas de partido en la tanda de penaltis para que el joven Gabri marcara el penalti de la clasificación.En términos futbolísticos, los habituales suplentes no respondieron tan bien como en Tenerife y quizá lo más positivo fue la respuesta de los más jóvenes, con Ardouin y Gabri con papel estelar en la tanda de penaltis.
De inicio, Cos planteó un equipo en el que los dos únicos futbolistas que juegan habitualmente eran Astudillo y Lacen, según el técnico para que vayan acoplándose ya que la lesión de Carpintero irá para largo. La principal novedad respecto al equipo de Tenerife fue que Wesley actuó como enganche, con Rubén Navarro como referencia ofensiva.
El experimento no tuvo el buen resultado de la primera eliminatoria, ya que a los albiazules apenas les duraba un par de pases el balón en sus pies y en las pocas ocasiones que tuvieron, que las tuvieron, faltó un rematador en un equipo con demasiadas medias puntas.
Cuando estas pérdidas comenzaban a crear problemas porque permitían estirarse al contragolpe, el Alavés se desprendió del agobio al conseguir adelantarse en el marcador gracias al gol de un desafortunado Wesley, que no arregló su mal partido con el tanto. Fue un contragolpe lanzado por Gentil desde la derecha en el minuto 34, con centro al área tras ganar la línea de fondo y el brasileño aprovechó un tumulto en las inmediaciones del área de Bello Amigo, con un remate no demasiado convencional.
Poco le duró la alegría al equipo gasteiztarra, que pagó su endeblez defensiva concediendo el empate antes de que terminara la primera parte. Mikel Rubio, con un remate a la media vuelta, batió a Ardouin, estableciendo unas tablas que nadie pudo desnivelar.
Por empeño, fue el Poli Ejido el que más ganas puso en la reanudación, con un inicio explosivo. En el primer minuto, el propio Mikel Rico envió un balón al palo y poco después el árbitro anuló un gol de Pedro Vega de cabeza por fuera de juego que pareció claro.
Pese a la entrada de los hombres de refresco, Jandro para la creación, Thiaw para el remate y Edu Alonso para penetrar por bandas, el Alavés se limitó a defenderse del cada vez menos intenso chaparrón almeriense. Su única incursión fue un posible penalti a Gabri cuando el catalán estaba a punto de rematar de cabeza que el árbitro no quiso señalar.
A pesar de que al equipo de Antonio Tapia se le fue gastando la gasolina, la incapacidad albiazul de conectar jugadas ofensivas convirtió el resto del partido en un ejercicio de resistencia por parte de los gasteiztarras.
La empresa se complicó aún más al comienzo de la segunda parte de la prórroga, cuando el colegiado expulsó a Gaspar por una segunda tarjeta amarilla muy rigurosa. Afortunadamente, el Alavés también aguantó este golpe y la capacidad de sufrimiento tuvo el premio de el pase a siguiente ronda.