BURLATA

La jornada comenzó muy temprano tanto para los jóvenes que se encontraban en el gaztetxe como para los vecinos de los alrededores. Hacia las 5.00 de ayer, dotaciones de la Policía Municipal de Burlata y de la Policía Foral hicieron acto de presencia ante el edificio ocupado. La amenaza de desalojo era ya conocida por todos desde hacía ya varios meses, por lo que a finales de agosto varios jóvenes optaron por organizarse y crear turnos de vigilancia en el tejado.

Por ello, en cuanto vieron a los agentes llegar, lanzaron varios cohetes al aire avisando a todos los vecinos de la localidad de que el anunciado desalojo había comenzado. Rápidamente varias personas se presentaron ante el gaztetxe, pero nada pudieron hacer para que Policía autonómica no detuviese a las siete personas que en esos momentos se encontraban en el todavía gaztetxe. En palabras de varios jóvenes allí presentes, los agentes bajaron «a la fuerza y sin tomar ninguna medida de seguridad como arneses, cuerdas, etcétera» a los jóvenes encaramados al tejado, y, además, durante buena parte de la mañana se negaron a facilitar el número de personas detenidas.

Siete detenidos oficialmente

Sin embargo, miembros de la Burlatako Gazte Asanblada apuntaron hacia el mediodía que los detenidos habían sido ocho, ya que aseguraron que la Policía española detuvo a otra persona que, en ese momento, simplemente estaba en la calle.

A medida que avanzaba la mañana y la Policía española vaciaba todo lo que había en los edificios, más y más gente se acercaba hacia el gaztetxe burlatarra, dando lugar a pequeños roces y altercados con los agentes, que no llegaron a más.

Los jóvenes ofrecieron a las 11.15 una rueda de prensa para informar de lo ocurrido y valorar los hechos, momento que aprovecharon los agentes para dar paso a una máquina excavadora que comenzó a tirar tanto el edificio que albergaba el Cine Eslava, como el que acogía el gaztetxe.

Hacia las 12.00 fue cuando, después de haber finalizado la rueda de prensa y haber recorrido a modo de kalejira varias calles de la localidad de Burlata, cerca de 200 personas llegaron de nuevo ante el antiguo gaztetxe, lo que ya no eran más que las ruinas de una obra de demolición.

En ese momento fue cuando se vivieron los instantes más tensos, ya que los agentes del cordón policial comenzaron a increpar a los jóvenes, primero, y a lanzar porrazos, después.

Esta situación dio lugar a una carga policial que hizo dispersar a todo el que en esos momentos se encontraba en los alrededores. Varios jóvenes, al verse perseguidos por agentes armados y hasta por una furgoneta de la Policía española, intentaron detener su carrera cruzando y volcando varios contenedores.

Estos incidentes se saldaron con varios heridos, entre ellos un menor y su madre, que recibieron sendos golpes en la cabeza y rápidamente fueron evacuados a un centro sanitario. Tras unos instantes de desconcierto, varias decenas de personas se volvieron a reunir ante la demolición con los ánimos visiblemente caldeados debido a los golpes recibidos. Aun así, no se produjo ningún otro momento de tensión reseñable.

Por la tarde, se reprodujeron las cargas de la Policía española, pero aun así, «todo Burlata» se volcó en los actos organizados por los jóvenes, y muy especialmente en la kalejira de las 20.00, donde cientos de personas se sentaron en medio de la carretera, cortando la calle Mayor de Burlata.

«Proyecto para llenar bolsillos»

Sin embargo, el Consistorio aprobó en junio el proyecto, dando lugar a las críticas de numerosas personas, asociaciones y colectivos burlatarras. Los jóvenes afirmaron, en ese sentido, que lo que busca el Ayuntamiento con esto es «llenarse los bolsillos», pero aseguraron que no conseguirán hacer callar a los jóvenes de Burlata.