Muhammad Yunus, recién galardonado con el Nobel de la Paz, es banquero, pero no un banquero al uso, lo cual provocó el rechazo de los bancos de su país, Bangladesh, a su proyecto cuando en 1976 fundó el Graamen Bank, conocido como «banco de los pobres» o, también, como «banco de las mujeres pobres». Este doctor en Ciencias Económicas, después de ejercer la docencia en Estados Unidos, regresó a su país tras la independencia del mismo para dedicarse a la enseñanza y fue director del Departamento de Economía Rural de la Universidad de Chittagong durante años. Pero su principal preocupación era la pobreza, algo tan palpable en su país. Contemplar aquella situación de pobreza extrema, las hambrunas, la miseria, le proporcionó el convencimiento de que dicha situación sólo se puede superar al margen de las leyes del mercado, y así fue como creó su banco de los «pobres», institución no lucrativa que proporciona microcréditos a los más necesitados y que, precisamente por ello, no cumplen los requisitos para acceder a los créditos tradicionales. Millones de personas se han beneficiado de esos créditos solidarios, la mayoría mujeres, porque, según manifestó a GARA en 2003, «manejan mejor las finanzas y están más capacitadas».

La trayectoria de los Nobel de la Paz se caracteriza por el perfil político o institucional de la mayoría de los galardonados. En los últimos años los únicos que no encajaban de lleno en ese perfil han sido Wangari Maathai y Shirin Ebadi, que se han destacado en la lucha por los derechos de las mujeres o en defensa de los derechos humanos. El premio concedido a Muhammad Yunus rompe totalmente dicha inercia y adquiere un carácter puramente social. Una decisión que, a diferencia de otras anteriores, algunas no exentas de polémi- ca, lo lógico sería que contara con la aprobación general.

El Comité Noruego del Nobel ha premiado a Yunus y su banco por su esfuerzo en pos de una economía justa, y ésta no puede ser otra que la que combate la pobreza. Su objetivo, el de su organización, es contribuir a erradicar la pobreza del mundo. Ciertamente, la pobreza es fuente de conflictos, de enfrentamientos bélicos, y toda dedicación a erradicarla, especialmente cuando no se trata de meras poses o propaganda, es una importante aportación a la paz. -