El último año agrometeorológico en Euskal Herria fue seco y muy cálido
Poca precipitación en la costa vasca, aunque sin ser tan drástica la bajada como en el resto de la península. Es el balance del último año agrometeorológico que va del 1 de setiembre al 31 de agosto. En Gipuzkoa se alcanzó la normalidad pluviométrica, aunque en su franja más baja, y no se llegó a ella en Bizkaia, con un año seco. Donde se notó de verdad la sequía fue en Araba. En suelo navarro se quedó en la frontera entre la normalidad y la sequía débil.
GASTEIZ
El Estado español vive un momento de sequía, admitía esta semana el portavoz del Instituto español de Meteorología (INM), Angel Rivera, quien, no obstante, confiaba en que se trate de periodos que duran tres o cuatro años y que se han dado en otros momentos. Por ahora, ya es el segundo consecutivo con menos agua de la normal.Seco, también ése ha sido el año agrometeorológico el que va del 1 de setiembre al 31 de agosto, a diferencia del habitual astronómico en Hego Euskal Herria. Los datos aportados por el INM revelan que esos doce meses han sido «muy secos» en los casos de los observatorios de Hondarribia y Foronda, «seco» en el de Igeldo y «normal» en Loiu y Noain, puntos todos ellos que albergan las principales estaciones meteorológicas de este organismo. Hemos dejado atrás un verano sin mucha agua, pero es que veníamos ya de una primavera muy cálida y seca. Por fortuna, las primeras lluvias, anheladas especialmente por agricultores y ganaderos, incluso por los habituales buscadores de setas, han comenzado a aparecer. Según el INM, estamos ante un otoño que en lo lluvioso se presenta normal. Pero el año agrometeorológico que dejamos atrás con el final de agosto nos deja otros datos de interés. Por ejemplo, la insolación anual, es decir, las horas de sol que tenemos, aumentó de manera sensible hasta en un 10-20% más que el mismo periodo anterior y en el caso de Gasteiz fue de un 30%, lo que seguro agradecieron los sufridos gasteiztarras. Quien más horas de sol registró fue Iruñea, con 2.410 en todo el año, seguida de Gasteiz, con 2.019, lo que seguramente tiene mucho que ver la niebla que suele visitar la zona de costa y de la que se libran las ciudades del interior. En cuanto a la temperatura media anual, quizá la más indicativa, hemos dejado atrás un curso climático considerado como muy cálido, con 14,8º de media en el observatorio de Hondarribia o 14,9º en el de Loiu. El mes de julio esa temperatura media fue efemérides en 147 años. Ese mes, toda Europa soportó una ola de calor que, como confirma la responsable del Centro Territorial del INM en la CAV, Margarita Martín, «ningún modelo de previsión estacional la había previsto». La temperatura del agua del mar en la estación del Aquarium donostiarra fue en julio de 23,4º de media, cuando la media son 21,5º en agosto de 2003, el verano del calor la media alcanzada fue de 24,8º. Este calor del verano pasado se tradujo a su vez en fuertes fenómenos tormentosos en la zona costera, que en algunos casos y de forma localizada fueron de los más violentos a nivel estatal. Es el caso de la precipitación sobre Bilbo el 4 de agosto: en una hora diluviaron 98 litros por metro cuadrado. Pero nada comparada a la del día 19 sobre Zornotza y Durango. En la estación de Arantzazu se registraron 114 litros por metro cuadrado en una hora. Ese día, el radar del INM en el monte Jata contabilizó rachas de vientos de hasta 130 kilómetros por hora. «Fue una tormenta realmente extraordinaria y la vamos a estudiar con atención, porque hubo fenómenos de microvórtices dentro de la tormenta, similares a microtornados», explica Martín. Respecto a lo que son las temperaturas máximas absolutas, los 37,8º de Loiu en julio se llevan la palma, y en cuanto a las mínimas, lo hace Foronda, con -9,5º a finales de enero. Por cierto, el día de Navidad de 2005, en Loiu se registraron nada menos que 3,4º. Fue un invierno frío, aunque menos que el anterior.
El observatorio de Igeldo ha registrado 24 galernas desde junio a setiembre
GARA
DONOSTIA El observatorio meteorológico de Igeldo desarrolla desde hace unos meses un proyecto que permite pronosticar las galernas en la costa vasca con una antelación de entre dos y cinco horas. El programa se sustenta en una aplicación informática que de acuerdo a determinados parámetros de viento, temperatura, presión y humedad permite al observador del centro de Igeldo detectar la formación de galernas. Estos fenómenos han sido clasificados en tres categorías: débiles, moderados y fuertes. Los primeros desencadenan rachas de viento por encima de 22 nudos, mientras que los moderados superan los 34 y los fuertes, los 45. Las galernas más frecuentes en nuestro litoral se encuadran entre las denominadas débiles y moderadas. En un año pueden darse hasta doce fenómenos de esta intensidad. Las galernas fuertes son mucho menos habituales, incluso hay años en los que no se registra ninguna, como entre 2002 y 2005. Durante la presente temporada estival, el centro de Igeldo ha contabilizado hasta 23 galernillas desde junio a agosto. «Todas las roladas de viento estuvieron avisadas desde las once de la mañana», apunta Margarita Martín, responsable del observatorio. A éstas hay que sumar otras dos, de carácter fuerte, en días posteriores, el 21 de setiembre y el 3 de octubre. La primera estuvo asociada al paso del «Gordon» y dejó rachas de 92 km/h en Igeldo y olas de cinco metros. La siguiente fue el pasado día 2 de octubre, una galerna frontal que sopló con intensidad, pues en Matxitxako se llegaron a registrar rachas de 124 km/h.
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