Probablemente casi todos hemos tenido alguna vez en nuestras manos un fósil, pero los cálculos de los científicos indican que el proceso de fosilización no es nada sencillo. De hecho, se estima que de los 6.500 millones de seres humanos que habitamos este planeta, sólo llegarán fosilizados al futuro unos 1.200 huesos, que apenas darían para formar seis personas completas, y además estarían repartidos por todo el planeta.Dicho así, parece casi imposible encontrar fósiles, y sin embargo existen colecciones y coleccionistas por todo el mundo. Varios de ellos han cedido sus materiales al Planetario de Iruñea, donde puede verse una curiosa exposición durante los meses de octubre y noviembre.
Esta muestra recoge un centenar de fósiles, que abarcan nada menos que 500 millones de años de la historia de la vida en nuestro planeta. De ahí el título de la exposición, “El reloj de la vida”, ya que permite hacer un recorrido por diversas familias animales y vegetales de todos los continentes, salvo la Antártida.
Fue precisamente hace unos 500 millones de años cuando comenzó la colonización de la superficie terrestre. La vida marina que existía anteriormente está muy representada en esta muestra, con una amplia gama de los conocidos trilobites y ammonites.
Algunos de los depredadores marinos más temibles de la historia de la Tierra también están representados, como el pez dientes de sable de los océanos del Cretácico, que vivió hace 140 millones de años, o el gigantesco tiburón blanco, de hace «sólo» 4 millones de años, que pesaba 30 toneladas y cuyos dientes podían llegar a medir metro y medio de longitud.
Además de huevos fosilizados de dinosaurios, encontrados en China, entre las muchas piezas expuestas en las vitrinas llaman la atención los fósiles de mamíferos más cercanos, como un cráneo de bisonte estepario, colmillos de mamut o zarpas y cráneos de oso de las cavernas, que vivió hace dos millones de años.
No menos sorprendente es la madera fosilizada, representada en restos de gigantescos helechos arborescentes que existían en el Pérmico, hace 280 millones de años.
La exposición se completa con algunos coprolitos, es decir, heces fosilizadas de animales. Al tratarse de materia blanda, las heces no son fáciles de fosilizar, de ahí su rareza. A los científicos les sirve de gran ayuda a la hora de obtener información sobre la dieta del animal que las dejó.
La muestra que se ofrece en el Planetario de Iruñea ha sido posible gracias a las aportaciones paleontológicas de coleccionistas privados de la capital navarra, que se centran en catorce temas diferentes.
«Lo que buscamos con estos fósiles es evocar que estos fósiles son los documentos que nos permiten entender que ha habido una evolución que ha ido alterando la vida en nuestro planeta. No son meras elucubraciones, sino pruebas que permiten a los científicos hacer sus teorías», explica Javier Armentia, director del Planetario de Iruñea y coordinador de la exposición.
A su juicio, esta colección de fósiles ayuda a «poner en hora ese reloj que nos permite recorrer el camino de la historia de la vida en la Tierra, recorrer cientos de millones de años a través de restos petrificados de plantas y animales. Son documentos de la evolución que nos muestran seres desaparecidos, a veces muy diferentes y otras terriblemente semejantes a los actuales».
En las canteras
La muestra de fósiles expuesta en el Planetario de Iruñea no recoge piezas encontradas en Nafarroa, lo que no significa que este herrialde no sea rico en estos yacimientos.
«Aquí tenemos varias zonas de bastante interés. Muchos de esos fósiles aparecen en las canteras, que son algunos de los lugares naturales de los aficionados a buscarlos. Navarra tiene una riqueza paleontológica bastante grande, sobre todo en la zona norte, donde se encuentran algunos de los terrenos más antiguos de la Península Ibérica», recuerda Javier Armentia.
A pesar de que en Nafarroa no se han hallado icnitas, es decir, restos de trazas de dinosaurios, como existen en Soria o La Rioja, Armentia constata que existe una gran variedad de fósiles. «Parte de la Navarra que ahora conocemos fue durante mucho tiempo playas y costas. Algunas de estas playas fósiles han aparecido cerca de aquí, en las canteras de la sierra de Alaitz», informa Armentia. -
IRUÑEA