BILBO
Sami Naïr, filósofo, sociólogo, politólogo y ex asesor del Gobierno de Mitterrand, puso el colofón a la jornadas de BBK Solidarioa «En clave de exclusión e inclusión» con una conferencia sobre «los retos migratorios actuales».
Arantza Gandariasbeitia, coordinadora de la fundación de la entidad de ahorros, recordó que el 85% de los microcréditos que ha concedido BBK Solidarioa han ido a parar «a los emigrantes y a las mujeres». Sami Naïr agradeció esa apuesta porque dijo que, «a través de ellos, los emigrantes pueden lograr un desarrollo aquí y enviar ayudas a sus países».
Naïr recordó que «los países europeos, sobre todo en sus fronteras sur y este, se enfrentan a una presión migratoria cada vez más fuerte. No es un fenómeno temporal, sino movimientos duraderos que son, al mismo tiempo, una respuesta a las profundas desigualdades demográficas, económicas y políticas entre el Norte y el Sur». El fenómeno migratorio tiene efectos muy importantes dentro de la economía y el mercado de trabajo, apuntó.
Considera necesaria su vertebración sobre tres ejes. El primero establece una estrategia de movilidad de los emigrantes que tenga condiciones «de flexibilidad y de obtención de visados» para que puedan trabajar en otros países y establecer- se sin problemas mientras cuentan con un ejemplo.
La segunda medida es «una ambiciosa política de codesarrollo para limitar los desplazamientos de la población». Para este sociólogo y filósofo, se debe reparar en el origen lo que provoca el desplazamiento mediante la rotación de los flujos económicos y de empleo a nivel mundial.
En tercer lugar, Sami Naïr estima que «una verdadera estrategia de integración de los emigrantes sólo se consigue con el acceso a la ciudadanía».
A su juicio, es claro que los procesos de desplazamiento se están produciendo por «la pobreza, que es la causa fundamental». Aseguró con rotundidad que «la única estrategia eficaz y objetiva en materia de emigración es la elaborada, no por los estados, sino por las leyes del mercado a nivel mundial y europeo» y rechazó los intentos de la UE de «aplicar políticas de control a la fuerza». Al respecto, recordó que el mercado es el que está obligando a miles de personas a desplazarse porque «sus economías no les admiten. No dan más de sí».
En este sentido, afirmó que se está obligando a muchos inmigrantes a permanecer en «campos externalizados» en su camino por encontrar «un trabajo y una vida mejor en otros países. En esos lugares no se respetan los derechos humanos y se encuentran fuera del derecho internacional».
Sami Naïr mantuvo que la inmigración tiene mucho que ver con la economía, ya que «los emigrantes son necesarios porque estamos avanzando en una población envejecida. Necesitaremos de ellos para garantizar la protección social».
Durante su su intervención, Naïr dejó claro que no aboga por la supresión de las fronteras, pero manifestó que «debe garantizarse un lugar a quienes buscan un trabajo, porque los hay. Es un proceso imparable», concluyó.