Los políticos de Diputación y de las mancomunidades continúan en su afán de vendernos la incineradora como el único sistema posible de gestión de basura, evitando entrar en lo que supone. Para ello convierten en fundamental la ubicación de la incineradora, sin querer reconocer que lo que la sociedad rechaza es la incineradora en sí. Pues bien, analicemos el tema; ¿Qué es una incineradora?Una incineradora es una industria molesta, insalubre y peligrosa, y como tal está sujeta a la normativa que le obliga a separarse como mínimo 2 km de núcleo urbano. Como sistema de gestión de residuos, es el sistema más caro existente, por las grandes inversiones necesarias para su construcción, el costoso mantenimiento si se quieren minimizar las emisiones y por los problemas que genera. Además de lo que sale por la chimenea, produce escorias y cenizas de elevada y duradera toxicidad. Para éstas también hacen falta vertederos, que son especiales para material tóxico y peligroso. Los costos de instalación, mantenimiento, sellado y posterior control durante años que la ley exige de este tipo de vertederos son muy importantes. Frecuentemente estos gastos son pagados con dinero público, sin incluirlos en la cuenta de explotación de la incineración, para asegurar así la rentabilidad de esta industria.
La materia prima de esta industria es la basura, por lo que su rentabilidad depende de la cantidad y del tipo de basura generada. Por tal motivo la incineradora fomenta el consumismo exacerbado. Además, va en contra del reciclaje. Cuanto mayor sea la cantidad de material quemable que aporte la basura, en definitiva, cuanto menor sea la tasa de reciclaje de las fracciones que hoy en día ya se reciclan, mejor. Si la basura no aporta estos materiales, para quemar la materia orgánica habría que consumir otro tipo de combustible (gas o gasóleo). En aquellos lugares en los que hay incineradoras instaladas, a menudo los materiales quemables que han sido recogidos selectivamente en su iglú correspondiente son mezclados nuevamente y sacados del circuito de reciclaje, para su posterior incineración.
La Unión Europea (UE) tiene unas normas para la gestión de la basura, obligando a respetar una jerarquía:
1. Minimización de la generación de basura, controlando el consumo y reutilizando lo que sea posible.
2. Reciclaje de los residuos, primando la recuperación del material al de la recuperación de la energía, por ser más sostenible ecológicamente.
3. Obtención de energía de los materiales que no han podido ser reciclados. Los políticos cuya única intención es vendernos la incineradora, se olvidan de los puntos anteriores y se centran en esta disposición, amoldándola a su conveniencia. En lugar de destinar a incineración lo que no ha podido ser reciclado, necesitan todo para que la incineración sea rentable. Frecuentemente hablan de «Valorización Energética», como sustitutivo de incineración. Pues bien, la UE no acepta la incineración como valorización, ya que requiere mayor consumo de energía del que se recupera.
4. Minimización de la necesidad de vertederos. Sea cual sea el tipo de gestión elegido, hará falta vertedero, también en el caso de la incineración. En este caso deberán ser apropiados para sustancias tóxicas. La única forma de minimizar el vertido es la recogida selectiva.
La colocación de una o dos incineradoras en Gipuzkoa no depende de los políticos, sino de los ciudadanos. Se requiere el compromiso de los ciudadanos para separar en su domicilio las distintas fracciones de basura. Si se está dispuesto a ello, hay que pedir a cada Ayuntamiento que realice una recogida selectiva, y que facilite el tratamiento posterior. Si no fuese suficiente, sólo queda la movilización ciudadana para exigir a lo ayuntamientos que cumplan con la legislación actual y recojan de forma separada la basura (al menos la materia orgánica y el rechazo). Cumpliendo este requisito, no hay político en Gipuzkoa que se atreva a colocar una incineradora.
Para finalizar decir a los políticos que basta de tanta mentira y de tanto informe técnico hecho a la carta. Se ha abierto a concurso público el estudio para la ubicación de la incineradora en Zubieta. A pesar de conocer la conclusión del estudio antes de su inicio, va a costar 20,6 millones de pesetas, y deberá realizarse en el periodo de un mes. Con todas las ubicaciones que ha habido hasta ahora, si las instituciones hubiesen dedicado así los recursos para apostar por los métodos alternativos, hacía tiempo que nos habríamos olvidado del problema de las basuras. -