La noticia de la destitución anoche de Bakero sorprendió porque no se esperaba antes del lunes, aunque ya la semana pasada adelantamos que la confianza del Consejo en el técnico había desaparecido y que ya se había decidido su sustitución en caso de derrota en Mallorca. Tras salvar ese match point parecía que el de Goizueta iba a disponer de una semana más de margen, pero lo sucedido en Málaga en la Copa ha servido de pretexto para no dilatar más una decisión que ya estaba tomada porque el Consejo tenía atado desde hace días cual iba a ser el entrenador que iba a sustituir a Bakero de no registrarse una reacción inmediata y todo parece indicar que Miguel Angel Lotina es el elegido para sentarse desde el domingo en el banquillo. La destitución de Bakero es una mala noticia para la Real porque jugadores, consejeros y afición habían depositado en él una gran confianza que los resultados y sus decisiones han ido minando poco a poco. No es bueno para la Real que la persona que ha tenido plenos poderes para fichar a ocho jugadores foráneos con una inversión cercana a los nueve millones de euros desaparezca de repente de escena, aunque en situaciones como la actual es evidente que el cambio de entrenador es la medida que todos los Consejos toman cuando un equipo no rinde al nivel de sus posibilidades. Lo difícil de entender es por qué esa decisión se adopta anoche tras un partido que no se puede esgrimir como pretexto por todos los condicionantes que lo rodearon. Claro que debatir ahora sobre eso no tiene mucho sentido. Tampoco recordar el gran error que cometieron Bakero y Fuentes al confirmarlo como entrenador para esta temporada. El riesgo que todos veíamos al sentar en el banquillo a la bandera deportiva del Consejo ha resultado muy contraproducente y lo peor tras su marcha es que todo el club queda en una situación de extremada debilidad a pocos días de la Junta del 4 de noviembre. ¡Ojalá que para entonces la Real reaccione con esta decisión! -