Se celebra durante estos días el llamado “VIII Festival de Teatro y Danza Contemporánea de Bilbao” del que el Sr. concejal de Cultura afirma que está dedicado al «teatro de vanguardia, a la danza contemporánea y a espectáculos innovadores que, dado su carácter escasamente comercial, nosotros como Area de Cultura y Euskera, apoyamos decididamente». Habla también de «nuevos crea- dores» y de «atraer a un público joven» y de «mejorar la oferta y calidad de nuestra cartelera de espectáculos».Para este propósito se amalgaman en diez días, cuarenta espectáculos de corte distinto. De todo ello: propósitos del Concejal y espectáculos que se ofrecen, quiero hacer la siguiente reflexión:
1. Juventud no es equivalente a vanguardia. Y el término vanguardia en este momento es lo suficientemente ambiguo y carente de contenido como para ser una palabra puramente retórica y bondadosa. «Te veo muy vanguardista esta mañana» puede ser un alago fácil.
2. La presencia de profesionales vascos en este festival es entristecedora, escasa, y mal pagada: Vanguardia desde 750 euros, que es el caché de varias compañías, es una vanguardia a la que «apoyar decididamente» sale muy barato.
3. Se está haciendo creer que al público joven le gustan los espacios pequeños y marginales: boca de metro, hall del hotel Arana, alguna calle del Casco Viejo, un escaparate, locales de ensayo con una columna en medio (Bilbo-Escena), espacios que muy poca gente conoce por recién habilitados... y yo creo que el público joven, el nuevo público y todos los públicos necesitan lugares adecuados, espaciosos, cómodos... y sobre todo necesitan la normalización de espectáculos y propuestas durante todo el año.
4. El Teatro Arriaga se subvenciona doblemente con este festival porque «vende» tres espectáculos de su programación como espectáculos incluidos en el BAD. Así pues, cuenta con el presupuesto anual como teatro público y recibe un incremento por adscribir tres de sus espectáculos al BAD, con lo cual supongo que rebajarán algunos déficits manifiestos de sus producciones propias. Se ve que la voluntad «innovadora» del Ayuntamiento genera beneficios para otras actividades ¿menos innovadoras? Lo que no es nuevo, pero sí muy contemporáneo es: «la vanguardista malversación de fondos públicos». En las primeras ediciones del BAD el Arriaga cobraba por que las compañías actuaran allí, ¿se acuerda Sr concejal?, ahora ha inventado otro procedimiento más legal y más rentable.
5. Bilbao necesita estabilizar las propuestas y dotar a la ciudad de espacios dignos, de grande, mediano y pequeño formato, para que las ofertas culturales se realicen con dignidad y se den a los ciudadanos las opciones para que puedan elegir. Sin obligar a los «nuevos públicos» ni a los públicos con criterio particular, público diverso, a participar del monopolio de la actividad teatral el Bilbao que es el Arriaga. Hay otro mundo fuera del Arriaga.
6. Por favor, no más eventos en precario. No más performances culturales. No más «todo vale». La información de este «importante festival», es decir, el cataloguillo donde se cuenta lo que va a haber, sale cinco días antes del comienzo del festival con escasa distribución. Parece que no tuviera ninguna importancia que el «nuevo público» se entere de lo que va a poder ver. Parece que la finalidad última es que el evento sirva para anunciarse a sí mismo, al margen de sus contenidos.
7 y ULTIMA. La gente de la profesión que intenta buscarse un hueco en el panorama de la creación teatral, de la danza... no tiene porqué estar condenada de por vida a la marginalidad, a la improvisación. Dejemos que los que producen el teatro y la danza, los creadores, los gestores, los promotores, bailarines, actores... sean quienes organicen sus destinos, démosles medios para ello y no los convirtamos en rarezas de feria en «eventos singulares» a lo largo del año, con cachés indignos. No abusemos de la debilidad de la gente que se dedica a estas extrañas profesiones. Respeto, es lo que pido.Y a mis compañeros: «seamos utópicos, consigamos TODO lo posible». -