GASTEIZ
Una
vez más el Parlamento de Gasteiz volvió a defender el derecho a decidir de la ciudadanía vasca. Fueron varios los oradores que mostraron la necesidad de alcanzar un acuerdo básico en esta materia y la situaron en la base de la resolución del conflicto, pero, finalmente, la Cámara se dividió a la hora de votar. PNV, Ezker Abertzalea, EA, EB y Aralar, a favor. PSE y PP en contra, aunque con diferentes matices.La propuesta había partido de EA y EB, al calor del referéndum de Montenegro celebrado el pasado 21 de mayo. Y contaba con una enmienda a la totalidad del PSE que sigue calificando el derecho de autode- terminación como una reivindicación nacionalista e insistiendo en que la ciudadanía vasca ya ejerce su derecho a decidir en los ámbitos competenciales que le corresponden, aunque este partido apueste finalmente por la necesidad de buscar un nuevo acuerdo de convivencia. El PP, por contra, cree que no es necesario cambiar nada.
Los proponentes, EB y EA, tomaron el ejemplo de Montenegro como demostración de que el ejercicio de la libre decisión es un instrumento útil para la resolución de conflictos históricos y un derecho que sigue estando plenamente vigente en el corazón de Europa.
El conjunto de fuerzas abertzales coincidió además a la hora de señalar que el derecho de autodeterminación no es una reivindicación nacionalista, sino un ejercicio democrático. Como señaló Juan Porres, de Eusko Alkartasuna, la posición abertzale es la apuesta por la independencia a la hora de ejercitar el derecho.
La insistencia en ese punto no alteró el discurso de Patxi López, que salió a la tribuna de oradores para defender la posición del PSE y que considera que ésta es una reivindicación de parte que divide a la ciudadanía.
El PSE sostiene que la sociedad vasca ya viene decidiendo su futuro cada vez que acude a las urnas y que, de acuerdo con la Constitución y el Estatuto, hay cosas que decide en exclusiva, otras «conjuntamente con el resto de los españoles» y otras más con los europeos.
Nueva oportunidad
Patxi López pidió a los proponentes de la iniciativa que «dejen de buscar ejemplos lejanos» como Irlanda, Québec o Montenegro, para «darse cuenta de que el mejor ejemplo es el vasco» de hace 27 años, cuando se aprobó el Estatuto. En opinión del secretario general del PSE, hoy se vive una nueva oportunidad como la de entonces para que una nueva generación se ponga «de acuerdo para profundizar en el autogobierno, para reforzar la convivencia que integre ideas e identidades y para recuperar el pacto entre diferentes».
En todo caso, Patxi López considera que tanto el ejercicio del derecho a decidir como la búsqueda de nuevos consensos deben hacerse siempre desde «el respeto a las normas legales y a sus procedimientos».
Por contra, tanto EA y EB como PNV, Ezker Abertzalea y Aralar destacaron la necesidad de que las normas se adecuen a la voluntad mayoritaria de la ciudadanía. Por ello, el Parlamento aprobó la «apuesta por abordar un diálogo integrador y sin exclusiones que permita alcanzar un acuerdo sobre los aspectos básicos para la normalización política».
Todas las fuerzas abertzales dejaron claro que aceptarían el resultado de una consulta popular. Patxi López, sin embargo, dejó sin respuesta la pregunta que le lanzaron tanto Nekane Erauskin, de Ezker Abertzalea, como José Antonio Rubalkaba, del PNV: «¿Está usted dispuesto a respetar lo que las vascas y los vascos decidamos democráticamente?». Y tampoco tuvo contestación la enunciada por Juan Porres: «¿Admiten el planteamiento del Tribunal Supremo de Canadá?»
Base para superar el conflicto
La portavoz de Ezker Abertzalea insistió en la importancia del derecho a decidir porque va al núcleo mismo del conflicto y su resolución traería como consecuencia pasar «de los parámetros violentos en los que ahora se presenta a parámetros democráticos».Nekane Erauskin señaló que tanto el Estado francés como el español deben comprometerse a respetar lo que decida la ciudadanía vasca. Destacó que «el presidente José Luis Rodríguez Zapatero iba por ese camino cuando el 29 de junio declaró que respetaría las decisiones de los ciudadanos vascos que adopten libremente» y que por eso fue entendido como un paso adelante por la izquierda abertzale. Sin embargo, apuntó que aquella declaración no ha tenido continuidad y que debido a ello «el proceso ha entrado en un carril sin salida».
En opinión de Ezker Abertzalea, «el PSOE, con la colaboración necesaria del PNV, está intentando continuamente retrasar el debate político, inventando cada día nuevas condiciones». Esto, «unido a que el PSOEno ha hecho nada por acabar con las agresiones del Estado, ha llevado al proceso a una situación muy delicada».
«¿Por qué no?»
Nekane Erauskin finalizó su intervención preguntando al PSOE «por qué lo que es posible en Irlanda, Québec o Montenegro no es posible en Euskal Herria».José AntonioRubalkaba, del PNV, denunció la situación por la cual las decisiones que se adoptan por mayoría en el Parlamento de Gasteiz son despreciadas por Madrid, y puso el ejemplo del Nuevo Estatuto Político que fue aprobado en la Cámara siguiendo los procedimientos establecidos, se remitió al Congreso y lo devolvieron «en el primer tren de vuelta».
En referencia a los llamamientos al consenso hechos por Patxi López, el portavoz del PNV señaló que «cuando se cierra el derecho a decidir, es difícil llegar a otros consensos».
Otra de las afirmaciones del PSE, la referida a «seguir decidiendo» tuvo contestación del portavoz de EB Oscar Matute, quien preguntó a Patxi López cuándo ha podido decidir la sociedad vasca sobre el ejercicio de su derecho a decidir.
A la vista de cómo se había posicionado cada parte, la parlamentaria de Aralar, Aintzane Ezenarro, mostró su pesimismo sobre las posibilidades de que se alcance un acuerdo sobre esta materia, y comentó que quizá sea necesario acostumbrarse a vivir sin resolver esta cuestión, aunque en paz.
El PP, por su parte, se mantuvo en su tradicional posición de rechazo a cualquier cambio de la situación actual, e incluso acusó al PSE de ir adoptando «el lenguaje de los nacionalistas».
La propuesta de EA y EB se aprobó por 39 votos a favor, 32 en contra y la abstención por error de José Antonio Rubalkaba.
Conocido el acuerdo, LAB hizo público un comunicado en el que lo valoró positivamente e invitó a los grupos que habían apoyado la propuesta «a dinamizar a la sociedad vasca en defensa y reivindicación de ese principio democrático básico».
