De rodillas
David Trueba planteó una entrega de esa excelsa rareza televisiva de La 2 que se llama “Carta blanca” como una posibilidad de encuentro con personas a las que ha admirado pero que no conocía personalmente. Hagamos memoria, este programa proporciona un espacio neutro, un presupuesto y un equipo técnico y cada uno de los elegidos puede escoger su escenario, sus invitados, su ritmo, sus maneras. Por varias razones es uno de los programas más abiertos y con mayores posibilidades de encontrar rasgos de inteligencia de casi toda la parrilla.Antonio Fraguas, Forges el gran dibujante de monos y blasillos, estuvo en su tono habitual, ocurrente, generoso, ideológicamente claro, y demostraba que existía una buena corriente de entendimiento con el pequeño de los Trueba, el que aseguraba que sus invitados eran la muestra de inteligencia porque así se compensaba su incapacidad mental. David Trueba es uno de los seres mejor dotados de neuronas, sentido del humor, sensibilidad y capacidad para crear ámbitos de expresión y de libertad. Y lo demostró en varias ocasiones. Una de ellas fue en la introducción a una de las actuaciones musicales, que dijo: «Si TVE no estuviera de rodillas ante el comercio, cantantes como el que ahora les presento serían los habituales de su programación». Y apareció Xavier Muguruza, que cantó en euskera, con subtítulos, y que ocupó un espacio adecuado en una entrega cubierta de una pátina de sentido de la libertad sin exclusiones. Un periodista viajero, como John Carlin; un músico, compositor, pianista, como Bebo Valdés, leyenda viva, un genio cargado de modestia. Y todo hecho con sencillez, sin planos raros, sin forzar el lenguaje. Lo más extraño fue el sofá donde se sentaron Trueba y Forges, que acabaron ambos con los riñones destrozados y acordándose del diseñador y quien lo fundó. Un espacio de La 2, que se coloca en la parrilla un poco tarde, pero que ayuda a sentirse a gusto ante el electrodoméstico esencial, porque utilizado de esta manera toma sentido. Claro está, para unas minorías que hace años eran respetadas y ahora son sospechosamente culpables de los descalabros económicos globales. El comercio. -
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