PODGORICA
El primer ministro de Kosovo, Agim Ceku, visitó ayer por primera Montenegro tras la independencia de esta república balcánica. Ceku fue recibido por los principales dirigentes montenegrinos, entre ellos el arquitecto de la independencia de Montenegro y primer ministro saliente, Milo Djukanovic.
Los partidos unionistas en Montenegro han puesto el grito en el cielo y han insistido en imputar crímenes de guerra al primer ministro, otrora comandante del Ejército de Liberación de Kosovo (UÇK), guerrilla independentista alban-kosovar. «Montenegro debería haber rehusado recibir a un hombre personalmente responsable de la muerte de muchas personas en la región», denunció el diputado unionista Goran Danilovic en declaraciones al diario “Dan”.
El Gobierno montenegrino ha respondido a las críticas asegurando que «la visita del señor Ceku a Montenegro forma parte de la contribución de nuestro paós a la solución de los grandes problemas que aún deben ser solucionados en la región», en palabras de un responsable del Partido Democrático de los Socialistas, en el poder y liderado por Djukanovic.
Kosovo y Serbia llevan nueve meses de conversaciones, bajo los auspicios de la ONU, previas a unas negociaciones finales tras las que se decidirá el futuro estatus de Kosovo.
El principal mediador de la ONU, Martti Ahtisaari, presentará próximamente sus propuestas a los países que forman parte del Grupo de Contacto (EEUU, Estado francés, Rusia, Alemania e Italia).
Las principales críticas a la recepción por parte de Montenegro del ex comandante guerrillero han provenido de las formaciones unionistas los seguidores del finado ex presidente Slobodan Milosevic. «Al invitar a Ceku, Djukanovic no sólo desprecia a los 200.000 ciudadanos de Montenegro que se sienten serbios sino a la dirección y al conjunto del pueblo serbio», señaló ante una treintena de manifestantes Andrika Mandic, del PSP.
Silencio de Belgrado
El Gobierno Serbio no se ha dado por aludido y ha evitado reaccionar directamente, dejando hacer a su quinta columna en Montenegro.Un silencio que contrasta con su ofensiva en torno a Kosovo, materializada con su reciente referéndum anexionista.
Sin olvidar el fracaso de su intento logró por los pelos y con múltiples denuncias de presiones e irregularidades superar el listón del 50% de votos, el silencio de Belgrado no ha sorprendido a los analistas serbios. «Desde que Montenegro proclamó su independencia Serbia ha cerrado los ojos», señala Zoran Stokilkovic, que añade que «no creo que la recepción haya sorprendido a Belgrado. La intención de Montenegro de profundizar en sus relaciones con el resto de la región es evidente y no hay que olvidar que esta república debe mimar a su propia minoría albanesa», minoría alineada con los soberanistas en el referéndum de autodeterminación.