Una cita marcada por la llegada de Lotina y el caso Zubiaurre
La Junta de hoy es especial porque 5.000 nuevos
accionistas tienen la posibilidad de opinar y decidir sobre la gestión del
Consejo en sus dieciséis meses de mandato y estará marcada por sus últimas dos
decisiones. La gestión ofrece más errores que aciertos. Deportivamente el primer
equipo lleva todo el año en zona de alto riesgo con cuatro entrenadores en nueve
meses. La apuesta por Bakero ha fracasado y de sus ocho fichajes sólo dos
jugarán hoy de inicio en Valencia sin que parezcan bien invertidos los 8,5
millones destinados al pago de sus traspasos. Además se han dejado escapar
jugadores como Alberto o Gabilondo que podían seguir en el equipo y no se ha
fichado a otros guipuzcoanos para impedir que la primera plantilla tenga once
extranjeros, cifra inadmisible para un Consejo que dijo que iba a devolver al
club a sus raíces. El segundo equipo ha sido debilitado por una nueva política
que le ha llevado de estar en la zona alta a la de peligro. No todo han sido
errores en materia deportiva. Se acertó con la cesión de Mark González clave en
la salvación, se firmó el acuerdo de fútbol base que demandaba el fútbol
guipuzcoano y se ha incorporado al mejor entrenador que podía llegar ahora. En
materia económica la gestión ofrece más aciertos que errores. Se han recortado
gastos, aunque en algunos casos se ha mirado demasiado el euro y en otros
pago de traspasos e incorporación de técnicos y preparadores físicos
no tanto. Se han ingresado 6,7 millones en la ampliación de capital, seis de
Diputación, cinco de la prima de Media Pro amén de un buen contrato para el
futuro, y parecen seguros al menos cinco por Zubiaurre. Socialmente han rebajado
el grado de crispación, pero no han logrado la unidad por alimentarla y han
incrementado la frustración al no atreverse a decir toda la verdad sobre la
realidad del club y firmar el peor inicio de la historia tras trasmitir que iban
a conseguir llevarle con los cambios a un sitio que no le corresponde por
presupuesto. Como prima lo deportivo, la gestión merece un suspenso, pero no que
se discuta su continuidad ni la aprobación de las cuentas. No se espera que pase
esto porque el accionista es sensato y sabe que no conviene eso ahora y por las
dos últimas decisiones. De la primera sólo es discutible el momento. La segunda
éticamente es reprobable si lo dicho el jueves se lleva hasta las últimas
consecuencias y se impide a Zubiaurre jugar otro año más. Una cosa es defender
los intereses de la Real y otra el ensañamiento inhumano con una familia y un
chaval que pueden quedar hundidos para el fútbol y para la vida y cuyo único
pecado ha sido hacer lo que ha decidido un padre especial. Está bien intentar
que el caso Zubiaurre no acabe con las sentencias que discuten la validez de las
cláusulas que Real y Athletic deben defender como nadie. Pero no se pueden poner
trabas a que juegue. Y no es sólo culpa de la Real. Uno espera que cuanto antes
los dos primeros clubes vascos sean capaces de llegar a un acuerdo, aunque sólo
sea por 100.000 euros más que las sentencias que Athletic y Zubiaurre iban a
aceptar, para que las cláusulas no pierdan su validez y para que el castigo no
supere lo éticamente admisible. Ya es exagerado pagar cinco millones por un
lateral sin valor ahora en el mercado tras año y medio sin jugar. -
J.I.
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