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Gara > Idatzia > Ekonomia 2006-11-23
Las bajas por enfermedad profesional se han duplicado en Euskal Herria desde 1996
Las bajas de trabajadores por enfermedad profesional se han duplicado en Hego Euskal Herria en los últimos diez años, según los datos oficiales. El MInisterio español de Trabajo y Asuntos Sociales reconoce que se está ocultando la realidad por la presión que ejercen los empresarios sobre los trabajadores, por un lado, y porque hasta este momento algunas enfermedades no estaban consideradas como reflejo directo del contacto directo con el trabajo diario. Con el nuevo listado, se supone que «aflorarán» nuevos casos. Entre 2001 y 2003 en la UE han aumentado en un 69,8%.

BILBO

La actualización del listado de enfermedades profesionales en el Estado español permitirá que muchos padecimientos que sufren los trabajadores tengan la misma categoría que un accidente de trabajo a partir de enero de 2007.

Existe una realidad invisible hacia la sociedad, pero que la sufren los trabajadores afectados por patologías causadas por su empleo. En la Unión Europea entre 2001 y 2003 los afectados por una enfermedad profesional aumentaron en un 69,82% y en Hego Euskal Herria, entre el período de diez años entre 1996 y 2005, se han duplicado las bajas por enfermedad profesional. El gasto derivado de la incapacidad temporal por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales se ha multiplicado por 2,3 veces desde que entró en vigor la nueva legislación de Prevención de Riesgos Laborales en 1996. En 2007, llegará a los 1.019,5 millones de euros para el conjunto del Estado español, según figura en el presupuesto de la Seguridad Social.

Corregir deficiencias

El nuevo catálogo, aprobado hace diez días, sustituye al anterior de 1978 que, sin duda, se había quedado obsoleto. Los datos indican que en el conjunto de la Unión Europea «mueren más trabajadores después de haber contraído una enfermedad profesional, que por un accidente de trabajo», según reconoce el Instituto Sindical Europeo para la Investigación, la Formación y la Seguridad y la Salud (ETUI-REHS).

Se está produciendo un ocultamiento generalizado de los afectados por enfermedades contraídas en el trabajo. Es el caso, por ejemplo, de los trabajadores que estuvieron en contacto con el amianto. En el conjunto europeo también se ha alertado de los efectos negativos que está teniendo la mayor intensificación de los ritmos de trabajo que viene produciéndose desde los últimos veinte años, lo que unido a otros padecimientos como el ruido y el contacto con sustancias químicas elevan el riesgo para la salud del trabajador. En la Unión Europea, un tercio de los trabajadores considera que el trabajo está generando «daño» a su salud, es decir más de 50 millones de trabajadores. Además, se calcula que en la UE 70 trabajadores (48 hombres y 22 mujeres) de cada 100.000 empleados padecen patologías ligadas al puesto de trabajo, sobre todo por el amianto y el ruido. En este caso, los obreros son los que peor parados salen de esta escalada, ya que los datos muestran que «la tasa de incidencia de una enfermedad profesional es cuarenta veces más alta entre los obreros que entre los directivos o ejecutivos de las empresas»

La modificación, que aprobó el Gobierno español hace diez días, responde a las continuas reclamaciones que se han hecho desde la Comisión Europea y la OIT a los diferentes estados para acomodar las patologías a la nueva realidad en el trabajo, aunque los trastornos sicosociales han quedado fuera de la nueva lista, a pesar de que se reconoce en el conjunto de la UE que están adquiriendo una dimensión muy elevada.

Además, existe un grupo de 38 patologías que se «sospecha» que pueden entrañar daños para la salud de los trabajadores que han quedado fuera, aunque podrían engrosar la lista futura de los 97 agentes que causan enfermedades profesionales. En repetidas ocasiones, la UE ha solicitado que «se elimine la infravaloración que existe de las enfermedades profesionales». Un dato es significativo, en Nafarroa se declaran un 40% más de enfermedades profesionales al año que en el conjunto de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa.

Recomendaciones

El decreto del Gobierno español se reafirma en las recomendaciones europeas y se asegura que el nuevo catálogo permitirá que las declaraciones sean más adecuadas. Sin embargo, en este tema sigue habiendo muchas dudas, como reconocen los sindicatos ELAy LAB, teniendo en cuenta que la declaración de enfermedad profesional deberá realizarse por un médico dependiente del Instituto de la Seguridad Social, aunque una mutua podrá ejercer su control y seguimiento.

Tampoco se resuelve un problema que la Comisión española de Seguridad y Salud en el Trabajo puso sobre la mesa hace dos años como es que un trabajador que contraiga una enfermedad profesional puede terminar en el desempleo. Tiene derecho a no verse expuesto más al riesgo que causa la enfermedad profesional, pero para conseguirlo se debe actuar «en tres direcciones»: intervenir sobre la fuente de riesgo para eliminarlo o controlarlo; cambiar de puesto al trabajador; o «echarle» porque no tiene un puesto adecuado para su categoría o capacidad profesional. Esta situación está ocurriendo muy a menudo en las empresas vascas y, ante el temor a perder el puesto de trabajo, muchos empleados vuelven al trabajo sin estar recuperados.

Agentes químicos predominan

En la lista de 97 agentes que provocan enfermedades profesionales se encuentran 48 químicos; 17, carcinógenos; 13, físicos; 5, biológicos; 11, por inhalación de sustancias y 3, por enfermedades de la piel.

Entre las enfermedades causadas por los agentes químicos hay que tener en cuenta los metales como el arsénico, que se utiliza en la industria farmacéutica, en la producción de vidrio, en el desincrustado de calderas y, entre otros campos, por restauradores de arte. El berilio, cromo, fósforo cadmio, manganeso, mercurio, níquel, plomo, talio y vanadio, que son parte de los preparados de aleaciones, de fabricación de catalizadores y de productos de curtido de pieles, de fabricación de aceros inoxidables, de fósforo y explosivos, de pilas y esmaltes y, entre otros, de trabajos de bisutería y trabajos en los hornos de fundición. La lista es amplia en esta materia y, prácticamente, no hay producto químico que no se utilice en la industria vasca, por lo que los trabajadores deben reclamar las medidas adecuadas de prevención.

Entre las enfermedades profesionales causadas por agentes físicos se encuentran las sorderas provocada por el ruido, por las vibraciones mecánicas, por posturas forzadas y por movimientos repetitivos. También están las enfermedades por fatiga e inflamación de los tejidos y tendones. La fatiga, en estos casos, afecta de manera importante, las radiaciones ionizantes, y los nódulos de las cuerdas vocales.

En cuanto a las enfermedades causadas por agentes biológicos, destacan las que sufren los empleados que se dedican a la asistencia médica y de prevención y las infecciosas y parasitarias trasmitidas al hombre por animales en el caso de los agricultores, ganaderos, peleteros y veterinarios.

En el listado de las causadas por inhalación y otros agentes destaca el polvo de sílice, que provoca silicosis; el carbón, el amianto y otros como el talco, caolí, silicatos naturales y sustancias de alto peso molecular, que se utilizan en la fabricación de látex, por los dentistas, la industria textil, los peluqueros y en los trabajos de aislamiento y revestimiento, entre otras actividades.

Entre los agentes que causan enfermedades de la piel, destacan sustancias de bajo peso molecular, como los formaldehídos y derivados, que se utilizan mucho en la industria química cosmética, y en el galvanizado.

Entre los agentes que causan enfermedades profesionales que derivan en cáncer se encuentran el amianto, los arsénicos, el benceno, el berilio, el cadmiocloruro de vinilo monómero cromo, los hidrocarburos, el níquel, el polvo de madera dura y otros muchos, que son elementos comunes en las empresas vascas .

Entre las enfermedades que han quedado en segundo término se encuentran causadas por vibraciones verticales repetitivas, por el frío, y por el uso de plata, zinc y cobre.



Los empresarios deberán aportar todos los datos que se les pidan
El objetivo fundamental que persigue la actualización del listado de enfermedades profesionales es «aflorar enfermedades profesionales ocultas». Para ello, se fijan dos criterios necesarios: que sean los médicos de la Seguridad Social quienes cataloguen lo que es una enfermedad profesional y que los empresarios entreguen la documentación y los datos necesarios para determinar esa calificación. «La elaboración y tramitación de los partes de enfermedad profesional corresponde a las entidades gestoras y a las mutuas. La empresa deberá facilitar la información que obre en su poder y le sea requerida», indica el decreto. Sin embargo, la tendencia inicial supone una «centralización» de la gestión y se olvida de que la función de registro, análisis e investigación corresponde a las diferentes comunidades autonómicas. -



La incidencia es mayor entre 25 y 34 años

BILBO

Los datos estadísticos sobre enfermedades profesionales en el conjunto de la Unión Europea confirman que se está produciendo un fuerte incremento de la incidencia. De hecho, en el tramo de edad de 25 años y 34 años se han incrementado las enfermedades profesionales entre 2000 y 2003 en un 88,74% y en un 77,98% entre los trabajadores de 45 y 54 años. En el conjunto de la UE, en 2001, un total de 31.945 trabajadores resultaron afectados por los productos que utilizan o por su forma de trabajar durante ocho horas diarias, pero en 2003, año con los últimos datos disponibles para el conjunto europeo, se elevaron a 54.250 afectados. En los últimos cuatro años, la tasa de incidencia de los tumores malignos entre trabajadores aumentó un 57,5%; los mesoteliomas aumentaron un 45,80%; el síndrome del Túnel Carpiano aumentó un 104,98%; las afecciones de órganos sensibles sufrieron un aumento del 144,98% y la pérdida auditiva de los trabajadores se elevó un 145%.


 
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