IRUÑEA
El fiscal solicitó ayer una multa de 1.200 euros y una indemnización de 1.500 euros para dos guardias civiles pertenecientes al acuartelamiento de Castejón acusados de «una falta de lesiones» a un hombre detenido de origen magrebí.
Por su parte, la acusación particular calificó los hechos como «un delito de torturas» y pidió un año de prisión para cada uno y una inhabilitación de 10 años, mientras que las defensas reclamaron la libre absolución.
Durante su declaración, el agente M.L.D. explicó que sobre las 9,00 horas del día 19 de mayo de 2003 recibieron una llamada del Centro Médico de Salud de Castejón indicando que había un hombre en actitud agresiva y que profería gritos.
Cuando acudió al centro sanitario, según prosiguió, R.K. ya se había marchado, aunque lo localizó en la calle Merindades, donde al verle «comenzó a chillar y a llamarme racista», tras lo que le conminó a que le acompañara al cuartel para identificarle.
El agente aseguró que «en ningún momento le había golpeado, ni con las manos, ni con el tricornio», y negó que le hubieran realizado una descarga eléctrica con un cable y que le hubieran desnudado e interrogado sobre si vendía drogas o sobre de qué hablaban en la mezquita.
«Sólo estuvo cinco minutos en el cuartel», aseguró el guardia civil, quien añadió que durante ese tiempo «no paró de gritar y gesticular», versión corroborada por el otro acusado, J.C., quien, además de negar «rotundamente» las acusaciones, aseguró que en la localidad se le conoce como una persona «bastante agresiva».
Por su parte, R.K., narró, ayudado por una intérprete, que le encerraron en un cuarto sin ventanas, donde M.L.D. le estuvo golpeando con las manos abiertas en las orejas y seguidamente con el el tricornio, «además de tirarme al suelo y desnudarme», tras lo que agregó que «me dieron una descarga eléctrica que me produjo una quemadura en el cuello».
También aseguró que le tuvieron más de una hora en la habitación, que le interrogaron sobre si vendía droga y de lo que hablaban en la mezquita, y que como se encontraba «tan mal» decidió acudir al Centro de Salud Reina Sofía.
Allí, según declaró la doctora que le atendió, la víctima le relató que le dolían los oídos, y que comprobó que tenía una pequeña hemorragia en cada uno de ellos, aunque aseguró que, tras hacerle una revisión general, no apreció ni hematomas ni quemaduras.
En el mismo sentido se refirió la médico forense, la cual dijo que la rotura de los tímpanos «podía» ser compatible con las palmadas en las orejas que la víctima había relatado.