LONDRES
Amnistía Internacional (AI)denunció ayer en el informe titulado ‘Federación Rusa: Tortura y confesiones forzadas bajo custodia policial’, los métodos de tortura y los malos tratos utilizados por la Policía rusa para obtener confesiones de detenidos, así como la falta de esfuerzos convincentes por parte de las autoridades para erradicar estas prácticas y la falta de invesigación de las mismas. En 2005, organizaciones no gubernamentales rusas documentaron, con informes médicos, más de un centenar de casos de tortura sólo en 11 de las 89 regiones que conforman Rusia. Entre ellas no se encontraba las repúblicas del norte del Cáucaso, donde la incidencia de las torturas es aún mayor.
AIsostiene en el comunicado que los «agentes de Policía con escasa preparación y remuneración carecen de los medios necesarios para hacer frente a los altos índices de delincuencia en la Federación Rusa». AI dice que la manera más sencilla para los policías de ascender en el escalafón es «resolver» el mayor número de casos posible una antigua táctica común a los policías de todo el mundo y, con excesiva frecuencia, el planteamiento para resolver un crimen es la obtención de una «confesión», afirma la directora del Programa Regional para Europa y Asia de Amnistía Internacional, Nicola Duckworth.
Según los testimonios recogidos por la organización internacional, no hay abogados presentes durante el interrogatorio de sospechosos bajo custodia y no se informa a los familiares de la detención. Además, dice AI, «la persona detenida es torturada por agentes de Policía o abandonada a merced de presos convictos que se encargan de torturarla para la Policía».
Nicola Duckworth explicó que «la investigación independiente e imparcial y el procesamiento sin demora son imprescindibles para resolver el problema de la tortura y los malos tratos. Pero las autoridades rusas parecen reacias a comprometerse con ello».