La presión arterial de las cadenas de televisión y la mayoría de los medios de comunicación se mide por la cantidad de audiencias. Los diagnósticos no buscan otra cosa que la cantidad, por lo tanto, a la espera de que lo que se nos dijo que sucedería, primero con las plataformas digitales y después con la TDT, el negocio en términos absolutos se lo disputan las generalistas y lo hacen sin buscar alternativas. Dijéramos que son flotas pesqueras que van siempre al mismo banco hasta que lo esquilman. No hay ni imaginación, ni ganas de buscar otras posibilidades. Por eso los directivos son intercambiables, por eso los asuntos son los mismos con matices.

Bueno, hay ciertos matices que son en estos momentos fundamentales. Tele 5 es la cadena de la telerrealidad. La versión crepuscular, GH y la versión verde esperanza, OT. Y en este programa, hasta el momento, además de descubrir una voz incuestionable, la de Saray, se ha encumbrado un tipo, Risto Mejido, que además es de manera clara el ideólogo del programa. Sus apreciaciones sobre la labor del jurado, sobre el rigor, la exigencia a los concursantes, van definiendo por entregas la propia estrategia de la industria o del objetivo final del concurso. Es más, es la parte ideológica positiva, la que emplea argumentaciones donde incorpora las bases a las cuales cualquiera se podría apuntar sin que se retuerzan las conexiones neuronales. Otra cosa es lo que en verdad sucede.

La falsa pelea entre el mundo supuestamente académico, y el jurado, representado en Risto, forma parte del espectáculo, por mucho que se empeñe en aparecer como puro y fuera del negocio. Pero ha trascendido por encima de todo el mecanismo, incluso empieza a ser más reconocible que muchos del profesorado, ocupando espacio crítico y popular que le quita a Jesús Vázquez que, por cierto, estuvo magnífico en la noche del domingo cuando se supo del óbito del criminal chileno. Estas circunstancias, esta ascensión de un crítico incorporado a la estructura de la gala puede ser un acicate, además de una fuente de conflicto, envidias y revisiones del caché. Risto es la alternativa, endosada y controlada, pero una voz diferente. -