Muerte del dictador Pinochet
Honores militares para el genocida y homenaje popular para sus víctimas
Augusto Pinochet fue despedido con honores militares en un acto en el que se defendió y se justificó la dictadura que encabezó el ladrón y matarife chileno. Al acto acudió finalmente la ministra de Defensa chilena, Viviane Blanlot, en representación del Gobierno, que fue abucheada e insultada por los seguidores del finado. Coincidiendo con el funeral, en otro punto de Santiago, frente al Palacio presidencial de La Moneda y ante el monumento a Salvador Allende, se rindió un homenaje popular a las víctimas de la dictadura organizado por la izquierda y organizaciones de derechos humanos.
SANTIAGO
El funeral de Pinochet se convirtió en un acto en defensa de la dictadura y en un homenaje a la muerte en el que los más de 3.000 asistentes jalearon y aplaudieron al genocida. Pinochet, sin embargo, sólo recibió honores militares. Nada de funerales de Estado ni duelo nacional como deseaba la familia. Entretanto, políticos y representantes extranjeros huyeron del acto como de la peste. Mientras se celebraba el funeral, frente al palacio presidencial de La Moneda, que bombardearon los golpistas el 11 de setiembre de 1973, y ante el monumento a Salvador Allende, se rendía un sentido homenaje a las víctimas de Pinochet. «Asesino, asesino», gritaron los cientos de asistentes al otrora poderoso y siniestro personaje. En el acto, organizado por agrupaciones de derechos humanos y el Partido Comunista, estaban presentes Carmen Allende, una de las hijas del fallecido gobernante, además de dirigentes políticos, representantes sindicales, estudiantiles y artistas. Durante la manifestación actuaron artistas populares, entre ellos el grupo «Sol y Lluvia», cuya canción «Adiós general, adiós carnaval» fue una de las más emblemáticas en la lucha contra la dictadura. En el tenso funeral, donde la ministra Blanlot sufría los rigores de los pinochestitas, los diferentes oradores cantaron a la muerte en su mayoría, disculparon al tirano y justificaron la matanza en nombre, incluso, de la «libertad». En el oficio religioso, el obispo general castrense, Juan Barros, se refirió a Pinochet como ex jefe de Estado. El sacerdote pidió perdón por los «errores que pudo haber cometido» Pinochet y afirmó que el golpe militar de 1973 se produjo por las «situaciones complejas» que vivía el país. Una de las intervenciones más polémicas fue la de Augusto Pinochet, nieto del criminal y también militar, que alabó a su abuelo por haber derrotado «el modelo marxista no mediante el voto, sino más bien, derechamente por el medio armado». Lucía Pinochet, hija del fallecido, destacó su figura de «gran hombre, sabio, bueno y admirado» y pidió mantener «viva la llama de la libertad que el 11 de septiembre de 1973 sembró para siempre». Un nostálgico, como el presidente del cuerpo de generales y almirantes en retiro, Juan Guillermo Toro, dijo que derrocar a Allende permitió a Pinochet «dominar a la insurgencia armada e iniciar profundas transformaciones que permitieron poner en marcha el proceso de reconstrucción nacional». Según el presidente de la Fundación Pinochet, Hernán Guiloff, «el país entero rinde un homenaje al hombre que cambió la historia de Chile, al arquitecto del nuevo Chile». El actual jefe del Ejército, Oscar Izurieta, dejó para la «Historia el examen objetivo y justo sobre su protagonismo en los sucesos políticos, económicos y sociales» de Chile. Sin embargo, las miles de personas muertas, desaparecidas y torturadas sólo permiten un veredicto: culpable de genocidio.
EEUU apoyó las atrocidades
EEUU no sólo estaba al tanto de las tácticas del
régimen, sino que las encubrió y apoyó, según documentos difundidos ayer por la
organización independiente National Security Archive, vinculada a la Universidad
George Washington. En un documento, dos días después del golpe, el departamento
de Estado afirma que «el Gobierno de EEUU desea dejar claro su deseo de cooperar
con la Junta militar y ayudar en cualquier medida adecuada». La mayoría de los
textos divulgados en Internet (http://www.nsarchive.org ) provienen de un conjunto de 24.000 desclasificados durante el gobierno de Clinton. -
Apuntes
Fraga habla de «algunos excesos»
MADRID. El franquista Manuel Fraga afirmó en un programa de televisión que Pinochet, aunque cometió «algunos excesos» durante su dictadura, dejó Chile «mejor de lo que se lo había encontrado» el 11 de septiembre de 1973, el día del golpe de Estado contra el presidente electo Allende. El Ejército, en estado de «sedición»
SANTIAGO. El abogado español Joan Garcés, que inició las querellas contra Pinochet en el Estado español, dijo ayer que el Ejército chileno, al rendir honores militares al dictador, «sigue en estado de sedición frente a las autoridades», y que el código militar sanciona la rebelión y la sedición. Desalojo de un cementerio
SANTIAGO. El cementerio Parque del Mar, de la localidad chilena de Concón, fue desalojado ayer para dar intimidad a la familia de Pinochet, cuyo cadáver será incinerado en ese mismo camposanto. Un helicóptero militar transportó el féretro con el cadáver hasta Concón, un municipio costero.
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