Iñaki IRIONDO
Un «Parlambusa» de 400.000 euros
El Parlamento de Gasteiz ha puesto en marcha en su
página web (www.parlamento.euskadi.net
) el servicio “¡Participa!” que, según se anuncia, permite a la ciudadanía efectuar preguntas y sugerencias a los parlamentarios que quedarán publicadas, pudiendo ser respondidas o incluso convertidas en iniciativas parlamentarias. Para difundir este servicio y otros que ofrece a través de internet, la Cámara autonómica ha puesto en marcha la campaña “Parlambusa”, basada en un autobús especialmente equipado que recorrerá diferentes localidades durante los próximos catorce meses. El coste de la campaña asciende a 400.000 euros (66,5 millones de pesetas).Lo primero que llama la atención es que para difundir servicios que ofrece a través de internet, el Parlamento monte un autobús, por mucho que se le dote de «conexión vía satélite con un flujo garantizado de 250Kbps/2Mbps (subida/bajada)». Parecería más lógico abrir accesos a los servicios de la Cámara con explicaciones sobre su uso en las páginas web más visitadas de Euskal Herria. Esto conllevaría un contacto directo con miles de internautas de todo el mundo, mientras que el paso por un autobús siempre será limitado y muchos de los que se suban a él pueden estar más motivados por las ganas de matar el rato que por el interés en el trabajo parlamentario. Y si lo que se precisa es un espacio físico donde realizar presentaciones y sesiones de trabajo, cabe recordar que la Administración auto- nómica dispone de “KZgunea” en todos los municipios de la comunidad, salvo en Pasaia. Sorprende por lo tanto el recurso a la tracción mecánica. En cualquier caso, convendría admitir que la escasa relación entre el Parlamento y la ciudadanía no se debe a la falta de medios de conexión, sino a razones más de fondo. Para empezar, a nadie debe sorprenderle que la actividad parlamentaria, en cualquier lugar del mundo, sólo despierte la curiosidad de minorías. Pero ese alejamiento es más comprensible en el caso del Parlamento de Gasteiz, donde la actividad legislativa es escasa y la función de control del Gobierno está sometida a unos corsés reglamentarios que conllevan que para cuando una cuestión se trata en la Cámara hace semanas que está fuera del foco informativo. El camino para que el Parlamento despierte el interés de la ciudadanía no se recorre en autobús ni en catorce meses. Eso son gestos para la galería que puede que contenten a algunos parlamentarios y, sin duda, a la empresa a la que hayan adjudicado la campaña. Más útil sería, por ejemplo, incentivar la participación activa de los colectivos afectados en los trabajos directos de elaboración de las leyes que les conciernen. O establecer plenos periódicos de control del Gobierno sobre materias de actualidad, que fueran retransmitidos en directo no sólo por internet sino también por otros medios como la televisión. Tampoco estaría mal despejar los plenos de proposiciones no de ley que no conducen a ninguna parte porque están dirigidas a instancias sobre las que el Parlamento no tiene ninguna autoridad o porque, sencillamente, no tienen otra finalidad que la de contentar a sus impulsores a sabiendas de que están condenadas al fracaso. Se trata de tres medidas de más o menos fácil aplicación, sin necesidad de entrar en otras honduras como las referidas al nivel competencial que tiene la Comunidad Autónoma Vasca. Por cierto, en la tarde-noche de ayer, el servicio “¡Participa!” de la web del Parlamento no había echado todavía a andar. Quizá le faltaba gasoil. -
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