El plan de EEUU para imponer su libre mercado en Latinoamérica está estancado
Los resultados de las elecciones que se han celebrado este año en Latinoamérica no benefician a Estados Unidos. La victoria de candidatos que, en mayor o menor medida, proponen romper con la dependencia económica del imperio, una vez que han comprobado que el modelo neoliberal no soluciona sus problemas, ha hecho que el plan de Washington de extender en la región su gran alianza de libre comercio el ALCA se haya ralentizado. Los propios analistas, políticos, empresarios y economistas estadounidenses se han visto obligados a admitir este estancamiento.
NUEVA YORK Los políticos, analistas, expertos y empresarios estadounidenses que diagnostican el saldo de las elecciones de América Latina este año concluyen que el proyecto estadounidense de libre mercado y libre comercio el llamado «consenso de Washington» si no está muerto, está estancado.Algunos se consuelan con el hecho de que la «izquierda no ganó todo (y señalan a México, Colombia y El Salvador). Otros intentan recordar que no hay una sola expresión de izquierda, sino que hay unas más «responsables» y menos «populistas» que otras (Chile y Brasil comparados con Venezuela y Bolivia). Pero todos reconocen que la mayoría de los procesos electorales expresaron un rechazo a las políticas neoliberales, se consolidaron regímenes progresistas y que, hasta en los casos donde la izquierda no ganó, avanzó de manera notable (en México el PRD duplicó su voto; en Colombia también se elevó el voto opositor).
Rechazo al «populismo» En un foro auspiciado por el Consejo de las Américas, el subsecretario de Estado de EEUU para el Hemisferio Occidental, Thomas Shannon, subrayó que aunque el libre comercio ha sido fundamental para «abrir mercados», sus beneficios no deberían ser «capturados por las elites» y las oligarquías, sino por «la sociedad más amplia». A la vez, insistió en que la prioridad es ampliar «la agenda del libre comercio».
El subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, R. Nicholas Burns, ofreció una visión más optimista (para Washington) hace un par de semanas, al concluir que «hemos visto elecciones en 2006 en las que los votantes de América Latina han rechazado en gran medida el tipo de populismo radical e irresponsable de Chávez. En su lugar, en elecciones en Chile, Brasil, Perú, Colombia, México, Haití y Costa Rica, los votantes optaron por gobiernos responsables de centro-izquierda o centristas, afirmando la vocación democrática de las Américas». Eso, dijo, ofrece nuevas oportunidades para la agenda de libre comercio y otras prioridades de la política estadounidense.Sin embargo, otros analistas, tanto en Wall Street como en Washington, tienen serias dudas sobre el futuro inmediato de la «agenda de libre comercio». David Malpass, economista en jefe de Bear Stearns & Co., comentó que «es difícil hallar avances sobre el libre comercio» en el hemisferio y dijo que sus perspectivas se han «deteriorado». Culpó tanto a los países latinoamericanos como a Estados Unidos de una «gran oportunidad perdida» de liberalizar el comercio justo en una de las mejores coyunturas económicas para hacerlo (alta liquidez, altos precios de productos básicos, bajas tasas de interés en Estados Unidos, entre otros factores). Para Malpass y otros en Wall Street, el reducido crecimiento económico de América Latina tiene que ser superado por medio de reformas fiscales o mecanismos para alimentar la inversión de los empresarios medianos y pequeños en sus propias economías, pero a la vez, recetó que «el objetivo central de América Latina es hacerse más atractiva a la inversión extranjera». Para Peter Hakim, presidente de Diálogo Interamericano, el año de elecciones latinoamericanas provocó pocos cambios reales, aunque en los hechos «se festejó la plena participación en la democracia» en casi todos los países, pero a la vez se atestiguó «el desenredo de los esfuerzos de integración (económica) en América Latina». En un foro celebrado la semana pasada en Washington, Hakim consideró que tanto los esfuerzos regionales como la ambiciosa Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), o están estancados o ya no funcionan, dejando muy atrás todo lo que se hablaba de una «convergencia» de la comunidad latinoamericana.
Izquierdas de ayer y de hoy Para Michael Shifter, también de Diálogo Interamericano, las elecciones latinoamericanas revelaron «frustraciones económicas y un alto grado de polarización» dentro de los países del hemisferio (incluyendo, dijo, Estados Unidos). Sin embargo, Hakim estimó que «la izquierda de hoy día no es la izquierda de ayer», ya que ahora «hay una aceptación de la globalización».
Venezuela, dispuesta a dialogar con un EEUU más flexible
CARACAS El Gobierno de Venezuela dijo ayer que existe una «aparente flexibilización» de EEUU para «recomponer su relación» con los países de Latinoamérica, pero advirtió de que seguirá a la espera de que ello se confirme. «Esperamos algo así como una carta de buena conducta (...) del Gobierno norteamericano, para ver de qué manera pretende recomponer su relación con la región y con Venezuela», declaró el vicepresidente José Vicente Rangel. Se refería a unas declaraciones del subsecretario norteamericano de Estado para el Hemisferio Occidental, Thomas A. Shannon, quien manifestó que «es hora de comprometernos con nuestros socios distantes de la región y centrarnos en la forma en la que podamos tener un desempeño relevante» y, en concreto, que tiene «la esperanza de normalizar las relaciones» con Caracas. Añadió que Washington será receptivo «con quien quiera trabajar con nosotros, sin importar si es de derecha, izquierda o del centro». Según Rangel, lo dicho por Shannon refleja una «aparente flexibilización» y la atribuyó a los varios triunfos electorales de fuerzas de izquierdas en América Latina. «Todo esto debe tener muy preocupada a la vieja diligencia norteamericana y particularmente a los halcones de la política» de esa nación, agregó Rangel, quien insistió en que frente a ello «nosotros no descartamos a priori cualquier posibilidad de diálogo».
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