NAIROBI
El Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR) condenó ayer a 15 años de cárcel al párroco católico ruandés Athanase Seromba por los cargos de genocidio y crímenes contra la Humanidad. Se trata del primer sacerdote católico condenado por una corte internacional de este tipo.En 1994, el condenado estaba encargado de la parroquia de Nyange, en la localidad de Kivumu, en la provincia occidental de Kibuye. Huyendo de las masacres, más de 2.000 personas, la mayoría de la comunidad tutsi, abarrotaron la iglesia, que a partir del 15 de abril fue sometida a ataques regulares por parte de militares y milicias interahamwe.
Testigos narraron durante el juicio que el religioso dio la orden de que su iglesia fuera derribada con máquinas excavadoras cuando miles de refugiados tutsis se hallaban dentro, lo que causó la muerte a casi todos.
En el genocidio, entre 500.000 y un millón de tutsis y hutus opositores, según distintas fuentes, murieron masacrados con machetes y armas de fuego por milicias extremistas, soldados y la propia población civil.
Implicación religiosa
Muchos murieron en iglesias en las que habían buscado refugio. «Hay una evidencia abrumadora de que líderes de las iglesias anglicana, metodista, presbiteriana y católica estuvieron implicados en el genocidio», denuncia la organización African Rights, que señaló que supervivientes han denunciado «complicidad directa y a veces asesinatos» por parte de al menos otros seis religiosos en la calle. Dos monjas fueron fueron condenadas en
Bélgica.
El TPIR condenó a diez años de cárcel al pastor adventista Elizaphan Ntakirutimana. Otros dos párrocos están en espera de juicio y el obispo anglicano Samuel Musabyimana murió en la cárcel sin ser juzgado.