BILBO

Amargo explicó en la conferencia de prensa que ofreció ayer, que en esta producción, muy compleja y costosa, decidió tratar la obra de Cervantes desde el prisma de un vídeo-juego. Para ello trasladó la acción al Japón del año 2023 e hizo protagonistas de la acción a dos jóvenes japoneses adictos a los vídeo-juegos que descubren las novelas de caballería y deciden crear su propio vídeo-juego como si se tratasen de modernos Don Quijote y Sancho Panza. Es también, explicó Amargo, un alegato contra la piratería, ya que los protagonistas descubren, como le pasó a Miguel de Cervantes con su novela, que su vídeo-juego ha sido copiado y se vende en las calles de Tokio en el «top-manta», lo que les enfurece y les hace crear una canción de denuncia a ritmo de rap.

La estética futurista que se ha imprimido al espectáculo, agregó el bailarín, hace que el montaje resulte muy complejo al mezclar imágenes digitales proyectadas sobre el escenario a través de cuatro proyectores de vídeo sincronizados, con el baile flamenco de los protagonistas. La dirección corre a cargo de Carlos Padrissa, miembro del grupo de teatro catalán La Fura dels Baus, y del propio Rafael Amargo, y cuenta con la colaboración especial de Fernando Fernan Gómez.