Informe del Ararteko sobre convivencia y conflictos en los centros educativos
Es vital que los acosados rompan el aislamiento
Sólo una cuarta parte de las personas que sufren acoso escolar da cuenta a su familia de su situación. El porcentaje que acude al profesor desciende hasta uno de cada diez. El informe «Convivencia y conflictos en los centros educativos», presentado ayer por el Ararteko, refleja que en quien más confían los acosados es en sus amistades. Sostiene, por ello, la necesidad de que todos los niños cuenten con un entorno social que sirva de «cobijo» y constata que el aislamiento es el mayor enemigo, porque los hace vulnerables.
GASTEIZ
El Ararteko Iñigo Lamarka destacó ayer que «muchos» de los alumnos que son objeto de acoso por parte de sus compañeros «padecen ese sufrimiento en silencio», bien por «falta de cauces» para dar a conocer su situación a las personas adultas que deben defenderlo, bien por miedo a que su denuncia les deje «aún más desprotegidos y tenga peores consecuencias». Destacó la importancia de que el alumno tenga un entorno social de amistades, que le sirva de «cobijo, ayuda y socialización». Afirmó que uno de los factores de las personas que sufren acoso es la «vulnerabilidad, precisamente porque se sienten aislados». Añadió, en este sentido, que en quien más confían es en los amigos. Sólo uno de cada cuatro da cuenta de su sufrimiento a su familia, mientras que uno de cada diez acude a sus profesores. Así las cosas, Lamarka reiteró la importancia de que los estamentos educativos implicados se esfuercen para que cada niño «tenga un entorno de amistades adecuado». Esta es una de las reflexiones que aparece en el informe sobre la convivencia, los conflictos y la confrontación en los centros de Educación Secundaria de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, que el Ararteko presentó ayer minutos después de que se lo entregase a la presidenta de la Cámara de Gasteiz, Izaskun Bilbao.
Mensaje tranquilizador
El Ararteko aprovechó dicha comparecencia para transmitir un mensaje tranquilizador, ante la «alarma social» creciente que existe respecto a esta cuestión. A su entender, «no hay motivos para preocuparse». Manifestó que el porcentaje de los conflictos que han llegado a la vía judicial por acoso o malos tratos es «pequeñísimo», el curso pasado fueron concretamente 15 casos, y que la «inmensa» mayoría se resuelve en los propios centros. El Ararteko explicó que otros 69 casos fueron derivados a inspección. Se abogó, ante este tipo de situaciones, por hacer un seguimiento exhaustivo de todos, con el objeto de conocer las medidas que se ponen en marcha y su repercusión. Lamarka subrayó que el aspecto «positivo» de este estudio es que, en general, todos los estamentos consultados coinciden en que el clima en los centros educativos es «bueno». En concreto, el 82% de las familias no cambiaría a su hijo de centro y el 93,4% de ellas se muestra muy satisfecha de que éste estudie en el que está. A su vez, el 92,3% de los estudiantes dicen sentirse bien en el mismo y el 86,5% del profesorado valora su alumnado de forma positiva. Se constata, sin embargo, la existencia de valores negativos que distorsionan este ambiente. Entre los elementos de «preocupación», el Ararteko destacó la «diferente percepción» que sobre el clima escolar existe entre el profesorado y las familias. Al respecto, indicó que estas últimas tienen una visión «casi idílica» entre los docentes y el alumnado. Creen que sus hijos apenas plantean problemas.
«Excesivamente permisivas»
El 54% del profesorado, por su parte, atribuye los problemas de disciplina o de violencia en los centros al hecho de que las familias son «excesivamente permisivas» y que «no marcan ningún límite a las conductas» de sus descendientes. En opinión de Lamarka, el alumnado que tiene este tipo de actitudes termina manifestándose en el ámbito escolar, siendo «más proclive a generar conflictividad en las relaciones con sus semejantes o profesores». Advirtió que la consideración de determinadas conductas como «normales», pone en cuestión una serie de valores básicos, «esenciales» para un clima respetuoso. Citó los tres tipos más habituales y, a su vez, justificadas por buena parte del alumnado: la indisciplina, las agresiones a compañeros o la aceptación del papel de testigo impasible de los hechos de quienes, «normalmente por miedo a las consecuencias, miran hacia otro lado», sin apoyar a quien sufre ni colaborar con los adultos responsables. Se sintió, asimismo, preocupado por el grado de malestar o desánimo que se aprecia en buena parte del profesorado, que se siente «desbordado, abandonado, atrincherado», frente a una tarea para la que considera que no dispone de los medios necesarios. Sus demandas van también dirigidas a un aumento de la autoridad reconocida así como del apoyo de la administración. Respecto a esta última cuestión, sólo el 5,5% de los profesores de enseñanza secundaria de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa considera que la política de la administraciones educativas para mejorar la convivencia en los centros es eficaz.
Agotar todas las vías antes de llegar a la judicial
Lamarka señaló que antes de judicializar un conflicto deberían agotarse todas las alternativas previas a la denuncia. Afirmó, no obstante, que «no vemos con malos ojos» dicha vía, ya que se trata de un «recurso garantista». Respecto a esta cuestión, el informe recomienda hacer un seguimiento de los casos en vía judicial y su repercusión en los centros, garantizar la defensa del profesorado y el equipo directivo y la conveniencia de establecer un protocolo o revisar los criterios de actuación para los casos en que resulte necesaria la intervención policial en los centros. -
Aboga por la implicación a la hora de aplicar las recomendaciones
GASTEIZ El informe extraordinario dado a conocer por el Ararteko contempla 28 recomendaciones para las mejora de la convivencia en las aulas. Están agrupadas en cinco bloques. Las cinco primeras plantean modificar el actual marco normativo como, por ejemplo, el actual decreto de derechos y deberes del alumnado. Apuesta por incrementar el margen de autonomía de los centros. Once afectan a las prioridades y organización de los centros educativos. El estudio propone, entre otros, incorporar la mejora de la convivencia y el rechazo a cualquier forma de maltrato como «objetivo prioritario» de todo centro educativo, la implicación del alumnado en la gestión de determinados conflictos o atajar la disrupción o indisciplina en los centros. El Ararteko, Iñigo Lamarka, explicó que el informe ha dejado en evidencia que este último es el problema más extendido y que más incide en el día a día de la práctica docente. Este consiste en la interrupción de las clases, de manera que obstaculiza su normal funcionamiento. Insistió en la necesidad de «tomar conciencia de la gravedad» de este fenómeno, concediendo disciplina. El informe también recoge recomendaciones específicas para la intervención ante situaciones de acoso o violencia en el propio centro, dirigidas especialmente a mejorar la detección y a garantizar la protección y la ayuda necesaria a quien sufre maltrato, relativas a la intervención de otros agentes sociales, y sobre la necesidad de realizar un seguimiento e investigación. «Tolerancia cero» Lamarka señaló que la aplicación de dichas recomendaciones exigirá la implicación del Departamento de Educación, los órganos del centro y otros agentes sociales. Añadió que el Ararteko hará un seguimiento al respecto. Antes de concluir, Lamarka recalcó que este informe extraordinario pretende contribuir en la exigencia de «tolerancia cero» a la violencia en las relaciones.
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