Están tan angustiados con sólo pensar que las cosas terminen llegando a buen puerto que no dudan en manipular, incluso, lo que a ellos mismos les parece sagrado aunque a la inmensa mayoría de la humanidad le parezca un anacronismo ridículo: la Monarquía.

Ayer Cayetano González, uno de los gurús comunicativos de la derechona, apelaba a las palabras de su rey en las páginas de “El Mundo” y advertía que el hecho de que «el jefe del Estado, tras 40 años de existencia de ETA, tenga que hacer un llamamiento a la unidad de los partidos políticos para luchar y buscar el final de la banda terrorista debería resultar un tanto sonrojante para aquéllos y, sobre todo, para los actuales responsables gubernamentales».

El leal plebeyo justificaba también la irrupción del monarca en las procelosas aguas de la política:«Es comprensible que el Rey no pueda ni deba poner nombre y apellidos a quienes son más responsables que otros en esa falta de unidad a la que apela, o a quienes en el transcurso del mal llamado proceso de paz se han pasado la ley y el Estado de Derecho por un sitio poco recomendable. El Rey no debe señalar culpables, pero haberlos haylos». Huy, que atrevido Cayetano. ¿Por qué sitio poco recomendable dice que se han pasado no se qué?

De lo que se trata, según Cayetano, es de volver a la «unidad de los demócratas». O sea, a las viejas fórmulas del PP ­o sea, de la derechona de toda la vida­ y arreglar esto a palos. Pero como Zapatero, al parecer, no le hace caso, sentencia González que «el presidente se ha metido solito en un callejón que tiene una difícil salida. ETA no va a renunciar a lo que para ella es irrenunciable: el derecho de autodeterminación y la unidad territorial de Euskal Herria». Y por si hubiera alguna duda, Cayetano deja bien sentado que «Ni una cosa ni otra puede dárselas Zapatero sin saltarse la Constitución a la torera y sin poner en grave riesgo algo que le importa mucho al actual inquilino de La Moncloa: la permanencia en el poder». ¿Y si preguntamos a la gente? ¿Qué tal?

Y al final, la guinda:«Quizás a estas alturas del proceso Zapatero ya se haya dado cuenta de ello, y el problema que tiene ahora es cómo salir del atolladero con el menor costo posible. En esta tesitura, la apelación del Rey a la unidad le puede sonar al presidente a música celestial. El está en otra cosa». Aquí lo que queremos es que se esté a las soluciones, no a los palos, como Cayetano. - msoroa@gara.net