Imanol AMIANO
DONOSTIA

«Era un partido especial, era el último y me hacía ilusión marcharme ganando un torneo. Había muchas caras conocidas y amigos, y esto es lo que te queda». Estas fueron las palabras que se le pudieron arrancar a un Jokin Errasti emocionado que abandonó entre vítores el Beotibar tolosarra.

Así fue. Jokin Errasti pudo llevarse la victoria en su último partido vestido de blanco y despedirse de la pelota profesional con un torneo, el de Navidad de Asegarce, junto a un Aimar Olaizola que fue mejor después de que diera el susto, al retirarse a vestuarios con un pellizco en el menisco (12-13). A partir de entonces, el de Goizueta tiró de repertorio ­impresionante el gancho a las sillas del 17-13­ y decidió la retirada triunfal del azkoitiarra (22-17).

Hasta entonces, el propio Errasti fue el más regular de un cuarteto en el que su compañero empezó frío y fallón, tratando de abarcar mucha cancha y arropar así al zaguero de Azkoitia. Por los azules, Bengoetxea VI alternó grandes tantos con errores de bulto, mientras que su compañero Zearra tampoco anduvo excesivamente fino. Errasti, además, vio que no desentonaba en absoluto y se animó. Jaleado por sus paisanos, que llegaron cruzando Urraki en buen número, cada vez que soltaba un pelotazo con dirección y no exento de punch ­no fueron ni dos ni tres­, colabró en que el el partido de su adiós fuera nivelado ­igualadas a 6, 7, 9, 11 y 13­.

A partir de entonces, Aimar ya no falló, todo lo contrario que un Oinatz que mandó bajo chapa un par de ganchos, alguno, como el que supuso el 21-17, muy forzado y el «científico» de Azkoitia, como le llamaban en las restransmisiones televisivas, culminó con éxito su último experimento.