BILBO
Las autoridades sanitarias del Ejecutivo de Lakua han notificado la aparición de dos posibles casos de botulismo, debido al consumo de conservas de alcachofas originarias de la empresa navarra “Viuda de Mateo”, de Mendabia, según informó la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESA), dependiente del Ministerio de Sanidad y Consumo. El producto sospechoso, importado de Perú, es un envase cilíndrico de vidrio de aproximadamente 750 ml. de capacidad y con el número de lote ND2430512, que contiene corazones de alcachofa.
Desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria se insistió ayer en que sólo las conservas de alcachofa de esta marca elaborada en Mendabia, lote y fecha de caducidad señaladas son sospechosas e, incluso, «es probable que no haya ningún envase más afectado, o que sean muy pocos».
Los afectados por la intoxicación son un matrimonio de mediana edad que tuvo los primeros síntomas el pasado 31 de diciembre, y que actualmente está siendo tratado en un hospital. Los análisis efectuados en el Centro de Alimentación de Majadahonda, en Madrid, han confirmado que efectivamente se trata de botulismo.
El botulismo, según informó la Dirección de Salud Pública de Lakua, es una intoxicación alimentaria «infrecuente» que puede llegar a ser muy grave. Los expertos aseguran que puede ser mortal. Afecta al sistema nervioso y es debida a la toxina del Clostridium botulinum, una bacteria que puede contaminar algunos alimentos, preferentemente conservas vegetales.
Estas bacterias viven de forma habitual en la tierra, en el suelo, en los vegetales y en el intestino de algunos animales como el cerdo y los pescados. Los alimentos con mayor riesgo son las conservas vegetales o animales y las semiconservas de carne o pescado de fabricación casera, a las que no se les ha aplicado el calor suficiente para destruir esta toxina.
Las conservas ofrecen las condiciones «ideales» para la germinación de las esporas por falta de oxígeno y presencia de humedad. De ahí la necesidad de respetar las normas de tiempo y temperatura en la preparación de estos alimentos. La toxina, explican las autoridades, se destruye por calor a 80 grados, por lo que la cocción de los alimentos contaminados no implican riesgo.
Tampoco se deben consumir alimentos que procedan de latas con golpes, zonas oxidadas, abombamientos o aquellas que desprendan gas al abrirlas.
En el caso improbable de que un consumidor, después de haber ingerido estas conservas sin cocinar, experimente síntomas compatibles de esta enfermedad como son mala visión, náuseas, vómitos, diarrea y problemas para hablar y tragar debe dirigirse a los servicios sanitarios ordinarios, recomienda la AESA.
Además, si los consumidores tienen envases como los citados por las autoridades sanitarias, éstas advierten de que hay que devolverlos al punto de venta, sin consumirlos.
Por su parte, los distintos servicios de control oficial de alimentos de Hego Euskal Herria y del Estado español, así como los demás puntos de contacto de la red de alerta ya han sido informados de la incidencia por parte de los responsables del Gobierno de Lakua, con el objetivo de que adopten las medidas pertinentes de inmovilización y retirada de este producto en la fábrica, distribuidores y puntos de venta.
