MELBOURNE

El bicampeón de Roland Garros, más acostumbrado a resolver partidos conflictivos, más ganador, más entero físicamente, se impuso por 6-7, 6-4, 4-6, 6-3 y 6-1 en tres horas y 51 minutos. «No he llegado a jugar tan bien como para disfrutar. No tuve ni un momento de tranquilidad como para irme en el marcador», reconoció el propio Nadal, quien admitió que no lo vio claro hasta el final. «Todo el rato ha sido luchando muchísimo, con el agua al cuello. Pero son de los partidos que uno recuerda luego».

Nadal se enfrentará en cuartos contra el chileno Fernando González, que les había deseado un partido largo y agotador a ambos, y probablemente quedó contento. «Ha sido muy duro, Murray es un gran jugador y seguro que al final de año estará en la Copa Masters. El ha jugado con una gran táctica, bajo, lento y rápido», dijo el español.

El de Santiago, por primera vez en los cuartos también, noqueó antes al estadounidense James Blake (5), finalista en la Copa Masters de Shangai y ganador en Sydney por 7-5, 6-4 y 7-6. González ha vencido en dos de las tres ocasiones en las que se ha enfrentado a Nadal.

Brad Gilbert, entrenador de Murray y antes de los estadounidenses Andy Roddick y Andre Agassi, entre otros, planificó a la perfección el partido. Inculcó a su jugador que destrozase el ritmo del español con dejadas y cortos intercambios para que Murray no se desgastase y a la vez impidiera que el de Manacor tomara confianza.

El británico lo puso en práctica con acierto, pero además sacó de forma excepcional, consiguiendo 15 aces y una velocidad máxima de 218 kilómetros por hora. Lo que no contaba era con la fe ciega de Nadal y su carácter, en un día en el que su saque le abandonó en varios momentos. Caer contra Murray hubiera supuesto una gran oportunidad perdida para Nadal, que aunque tiene ahora a González ha visto cómo su parte del cuadro se le ha abierto por arriba, con la derrota de una de sus pesadillas, el checo Tomas Berdych ante el ruso Nikolay Davydenko, a quien Nadal ganó en Shangai.

Todo podía haber cambiado si el mallorquín, que tuvo el primer set en su mano cuando dispuso de un punto para hacer suya esa manga, con 6-5, lo hubiera ganado, pero Murray colocó un buen servicio y luego además abortó la situación con una derecha ganadora.

Con dos sets a uno a favor, Murray no supo atar el partido. Tuvo cinco puntos de ruptura en el cuarto juego, pero Nadal los salvó. Luego, en el quinto el despegue del zurdo fue arrollador hasta situarse con 5-0 y confirmar en el séptimo su gran victoria, sellando con un beso en la pista su triunfo. «Era mi primera vez contra él, mi primera en la Rod Laver Arena, y no he tenido suerte en el tercer set», dijo Murray.