JERUSALEN
El Ejército israelí destruyó ayer dos supuesto búnkers de la milicia chií libanesa Hizbulá cerca de la frontera con Líbano, según informó el diario hebreo “Haaretz” en su edición electrónica.
Uno de los búnker fue localizado durante la guerra del pasado verano, mientras que el segundo fue descubierto el miércoles en la zona del valle de Katamon, en el sector occidental de la frontera entre Líbano e Israel, según la información publicada. Ambos se encontraban, señaló, en territorio de Israel, en algún lugar entre la frontera internacional y la valla fronteriza.
En ambos refugios, los soldados israelíes encontraron suministros, alimentos y herramientas que permitirían a los milicianos de Hizbulá permanecer largos períodos de tiempo bajo tierra.
Calma en Beirut
Por otro lado, Beirut fue ayer recuperando la calma tras la violenta jornada de enfrentamientos, que se saldó con cuatro muertos y 151 heridos, mientras suníes y chiíes se culpaban mutuamente de lo sucedido.
El toque de queda, entre las 20.30 y las seis de la mañana, dio un respiro a los beirutíes tras una jornada de disparos, incendios y disturbios, lo que recordó a los libaneses los días de la guerra civil que destruyó el país entre 1975 y 1990. Algunos de aquellos fantasmas se revivieron el jueves en Jiyed, donde grupos no identificados pedían la documentación a los pasajeros de los coches, preguntándoles por sus creencias religiosas.
Cierre hasta el lunes
Pese a que ayer era un día laborable y lectivo, los establecimientos escolares y universitarios cerraron sus puertas, por orden del ministro de Educación nacional, Jaled Qabbani, un cierre que durará hasta el lunes.
La gravedad de los disturbios pareció haber sorprendido a todo el mundo, incluida la clase política, y todos sin excepción llamaron a sus seguidores a mantener la calma. Pero el Ejército libanés fue, como pudo verse en las imágenes de televisión, el que más desbordado se vio por la situación.