En “El Intermedio” de La Sexta, el Gran Wyoming sigue imperturbable por los resultados de audiencia, ofreciendo algunos de los mejores momentos de la televisión vespertina. Tiene un buen equipo de guionistas, su impronta se agranda, y sus colaboradoras le dan el contrapunto adecuado de una manera más que activa. Una de ellas apareció con un gallo ­¿o era un pollo?­ en el regazo con el fin de ilustrar una noticia científica sobre el mundo animal, y al terminar su intervención, se lo dejó allí en medio de la mesa, y defecó. Fue un detalle más del aire iconoclasta que mantiene este espacio que como nos asegura el licenciado Monzón, «acaban de ver las noticias, ahora les contamos la verdad».

Pero quienes andan en sus mejores momentos son los de “Camera café”, que acapararon la noche del jueves más de cinco millones de telespectadores, pero es que nos ofrecieron un estupendo número en el que por culpa de un café muy pasado de fecha de caducidad les hacía hablar a todos en verso. Fue uno de esos momentos deliciosos, cumbre. Cada uno de los personajes, con su caracterología propia expresándose en verso como en las obras del diecisiete es un alarde técnico, de guión y de interpretación. Un aplauso muy grande. Lo bueno es que si todo va según el horario previsto se pueden empalmar los dos programas. Después ya viene el desconcierto.

Hablando de empalmar, en “D-calle”, que presenta la pizpireta Cayetana Guillén Cuervo, nada mal por cierto, con su orquestina de señoritas, sus colaboradoras, apareció Nacho Vidal, y después de una entrevista donde se mostró lo más normal del mundo, compareció una de las colaboradoras con una polla en brazos de las medidas del miembro del famoso actor, director y productor de cine porno. Para Nacho, sus veinticinco centímetros no son fundamentales para su carrera. Supuestamente este programa está pensado para un público formado por mujeres actuales, desinhibidas, y tratan asuntos sexuales y/o eróticos con bastante asiduidad y sin apenas cortarse. Lo malo es que deben ser muy pocas las interesadas, porque su resultado en las mediciones lo delatan. Quizás con los versos que casen con olla tengan más suerte. -