La realidad de los tres territorios vascos que se encuentran bajo administración francesa está sometida a la negación; negación de su identidad, negación de su cultura e idioma, negación de su propia existencia. Ni siquiera cuenta con un Departamento propio, a pesar del casi nulo nivel competencial que esa estructura institucional otorga, y las reclamaciones que se han hecho en ese sentido han caído en saco roto.

Batasuna presentó ayer en Uztaritze una propuesta con la que pretende empezar un camino propio en Ipar Euskal Herria, que tiene como punto de partida la reclamación de autonomía para sus tres territorios, y el objetivo puesto en la independencia para el conjunto de Euskal Herria. Años de demandas a París que nunca han obtenido respuesta, experiencias como la masiva demanda del Departamento que chocan con el rechazo de las instituciones estatales... han tenido su peso en el largo proceso de debate que Batasuna ha desarrollado hasta la maduración de esta propuesta. También, cómo no, han valorado planes institucionales como el de Pays Basque 2010 y ahora 2020, que no sólo no tienen nada que ver con el reconocimiento de la identidad, territorialidad y organización político-institucional, sino que parecen diseñadas precisamente para silenciar las demandas de reconocimiento y respeto de la identidad vasca en Ipar Euskal Herria.

Desde la experiencia autonomista vivida en los territorios divididos administrativamente en las comunidades autonómicas vasca y navarra puede resultar chocante la reclamación de una autonomía a París. Pero la configuración de una institución como la ahora planteada por la formación abertzale sería la primera fórmula de articulación institucional propia con la que contarían los tres territorios de la Euskal Herria continental, y supondría un paso sin precedentes hacia el reconocimiento y respeto del pueblo vasco.

Los gestores del Estado francés siempre han negado la existencia de Euskal Herria, para negar así su responsabilidad en la búsqueda de cualquier tipo de solución democrática al conflicto político que genera la falta de derechos de un pueblo que se niega a desaparecer. Batasuna, sin embargo, ha apelado directamente a París, para que dé respueta a un pueblo cultural y lingüísticamente diferenciado que pretende dotarse de una herramienta institucional para poder organizarse y así defender su identidad y decidir por sí mismo su futuro. -