DUBLIN
En las últimas dos semanas, los líderes de Sinn Féin han mantenido reuniones con las bases para debatir la propuesta de la Ejecutiva del partido. La Asamblea General Extraordinaria decidirá hoy si el partido republicano apoya el servicio policial y la participación de jóvenes nacionalistas en éste. En contrapartida, demanda una mayor reforma de las fuerzas policiales presentes en el norte de Irlanda y la transferencia del poder judicial y policial a la Asamblea norirlandesa.Este es un debate difícil para los republicanos. Por una parte, es una condición indispensable para la reinstauración del Ejecutivo en virtud del Acuerdo de St. Andrews, presentado por Londres y Dublín el 13 de octubre, y por otra, supone un punto sin retorno para los republicanos, que tanto han sufrido a manos de las fuerzas policiales.
Para muchos es difícil olvidar la represión y las muertes causadas con la connivencia de la Policía norirlandesa, que durante los treinta años de conflicto adquirió un carácter parapolicial de defensa de los intereses del unionismo. Como en su momento dijo el que sería viceprimer ministro norirlandés y miembro del SDLP, Seamos Mallon, «un 97% protestante y un 100% unionista».
Ese mismo pasado ha vuelto a la primera página de los medios con la publicación el pasado lunes de un informe que confirma la connivencia entre las fuerzas policiales y grupos paramilitares lealistas.
Aunque muchos han querido presentar este informe de la defensora del pueblo Nuala O´ Loan como un obstáculo para la participación de Sinn Féin en los órganos de control policial, Gerry Adams subrayó que esa es precisamente la razón para que Sinn Féin considere un cambio en su política.
«Nuestro trabajo es hacer que la Policía se haga responsable por sus actuaciones y que nadie dentro de la Policía pueda actuar en connivencia o organizar escuadrones de la muerte. Esa es nuestra responsabilidad»», afirmó en un discurso en el sur de Armagh.
S. G.
DUBLIN
¿Globalización de las fuerzas policiales? La agresiva campaña de reclutamiento de la policía norirlandesa de ciudadanos polacos intenta paliar la carencia de católicos en un servicio policial que aún dista de reproducir en sus filas la realidad de la sociedad norirlandesa.
Precisamente, en estos días, el primer agente polaco trasladado a las filas del PSNI comenzará a patrullar las calles de Belfast, y se unirá a las filas de los brasileños, canadienses, alemanes, iraníes, sudafricanos, franceses y neozelandeses que ya desempeñan su labor policial en el norte de Irlanda. Pese a lo multinacional de la fuerza policial norirlandesa, uno de los claros fracasos ha sido el reclutamiento de jóvenes católicos norirlandeses.
Es por ello que los mandos policiales han mirado hacia los nuevos estados miembro de la UE y, en particular, a Polonia, de clara tradición católica. Hasta finales del siglo pasado, un 97% de los oficiales eran protestantes.
Con la investigación y el informe de Chris Patten llegaron recomendaciones de que al menos un 50% de aquellos que se unieran a la fuerza policial deberían ser católicos, y que este ritmo debería mantenerse hasta que el porcentaje de católicos en el PSNI alcanzara niveles superiores al 40%, en correspondencia con el número de católicos en el censo norirlandés.
La negativa republicana a apoyar el servicio policial, además de la enemistad y recelo de los católicos hacia una policía represiva, de clara ideología unionista y en connivencia con paramilitares lealistas, ha traido consigo una mínima presencia católica en las filas policiales. No obstante, hace tan sólo una semana, el PSNI confirmó que de un total de 7.700 aspirantes 968 uno de cada ocho candidatos provienen de Polonia.
Impacto en el proceso
El incentivo es claro, el sueldo de los oficiales norirlandeses es de unas 22.000 libras esterlinas anuales por encima de los 33.000 euros.
Su presencia en la fuerza policial tendrá un claro impacto en el futuro del proceso político, ya que Sinn Féin podría quedar maniatado en sus exigencias de una verdadera reforma policial habida cuenta de que se podría cubrir el porcentaje de católicos con gente de fuera.
Más de 30.000 polacos viven en el norte de Irlanda, mientras que 150.000 se han asentado en la República irlandesa. Estos inmigrantes son parte del éxodo de entre uno y tres millones de polacos que desde 2004 han abandonado Polonia con un índice de desempleo del 15,7%, el mayor de la UE para viajar hacia el oeste de Europa.
Según un informe de la policía polaca, esto podría provocar una notoria disminución de efectivos en el país.