El diario británico «The Times" publicó en su edición de ayer una fotografía que difícilmente puede dejar a nadie insensible. Es la imagen de una persona que agota sus recursos físicos en una huelga de hambre contra una sentencia que le fue construida con el fin de negarle la libertad, pese a haber completado la condena que le fuera impuesta. La imagen de De Juana, atado a una cama y con una sonda que le alimenta contra su voluntad, lleva al rotativo británico a evocar la huelga de hambre que se saldó con la muerte de diez irlandeses y fruto de la cual se reconoció al colectivo de presos republicanos su estatus de prisioneros políticos.

El impacto emocional que causa la fotografía no salva de la obligación de atender al mensaje que lanza el preso. En ese artículo se habla también de resolución del conflicto político, de reconocimiento de derechos, de retomar el diálogo. La entrevista desborda la esfera personal que proyecta la fotografía para poner sobre la mesa la necesidad de activar un proceso que acerque a Euskal Herria a un futuro de paz y democracia.

La aportación de los presos políticos a la resolución de los conflictos es fundamental, hasta el punto de que miremos hacia donde miremos, ya sea a Irlanda, a Sudáfrica, antes hacia El Salvador... siempre encontraremos medidas en relación a ese colectivo humano que sirvieron para avanzar en las relaciones de confianza y permitieron, a su vez, preparar otros pasos decisivos.

El Colectivo de Presos Políticos Vascos emprendió ayer una nueva protesta para reclamar el derecho de autodeterminación, la territorialidad y la amnistía. Tales demandas desbordan, como De Juana en «The Times", la demanda personal para retratar a los presos vascos como agentes políticos que participan, junto con amplios sectores de la sociedad vasca, de la idea de que es tiempo de dejar atrás los esquemas de negación, en el origen de un conflicto que se expresa de muy variadas formas. Frente a ese escenario, plagado de episodios de injerencia, imposición y violencia -como bien saben los presos y sus familiares- se trata de construir, entre todos, un escenario de auténtica democracia.