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NAFs, BAFs y capitanes Garfio

Imanol AMIANO

Manel Comas, que ya advirtió en su día que, desde sus 1,69, hay que estar un poco loco para ponerse bravo con tíos de 2,15, reculó de su última y comentada rajada contra sus jugadores en el Caja San Fernando definiéndose él mismo como BAF (Bigotudo, Absurdo y Fanfarrón).

Es obvio que al menudo entrenador -valga cualquiera de sus acepciones-, al tildar de gilipollas a los miembros de su plantilla y NAF (Negro Atlético Fraudulento) a su jugador franquicia, Demetrius Alexander, no se le fue la olla. Comas, que no tiene un pelo de tonto y menos en la lengua, es, además, un socarrón. Lo atestiguan las múltiples perlas que jalonan su paso por los banquillos ACB.

Su esperada contrición por la desafortunada adjetivación, aliñada con ironía -«aunque no dijera eso de jugador de color»-, mostró a las claras cuál era su intención al sacar los pies del tiesto: que Dosmetrius (y pico), de «una calidad tremenda» y con el que tiene «una relación de padre a hijo» -le tuvo a sus órdenes en Valladolid-, abandonara su manifiesta indolencia y reaccionara.

La sobrada de Comas viene a cuento de que el Bruesa ya tuvo que cortar a su NAF (Norteamericano Autocomplaciente Faltón), Devin Davis. Llamado a liderar la plantilla guipuzcoana -hasta que Fisac vio que el tío sólo se relacionaba con su compatriota Michael Bradley-, a punto estuvo de incendiarla al afirmar que sólo había 6-7 jugadores ACB en la misma. Porfi y Santos -también especialistas en rajadas- cortaron por lo sano.

Claro que David Doblas no les va a la zaga. Con su «sinceridad» habitual, se descolgó afirmando que en la plantilla había «malestar» por los fichajes de Mulaomerovic y Pavlidis: «es como si en tu trabajo ponen a alguien en tu puesto». Palabra de capitán. De Capitán Garfio.

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