Raimundo Fitero
Contrato
Si el equipo de campaña de Mariano Rajoy viera un poco más todas las televisiones en abierto o por plataformas que concurren a nuestro mando a distancia, y no solamente los de doctrina reaccionaria y cavernícola, que por cierto son cada vez más y más agresivas, se hubieran enterado de que en la primera estatal están emitiendo un programa titulado «Hijos de Babel», que es una operación triunfo pero con participantes emigrantes. En la propuesta de la mano dura no queda claro que si todos aquellos que no ganen deberán irse, o si el contrato tendrá una cláusula para aquellos que al cantar bien, pueden quedarse, siempre que les guste hacer de costalero en semana santa, bailar el chotis y comerse las criadillas de los toros crudas. Los chicos del aznarismo encabritado están desbocados y se muestran ya, sin máscaras, como la extrema derecha más obvia.
Diábolo, campana y cilindro. Éstos son los tipos de los cuerpos de las mujeres. Han llegado a esta conclusión en el Ministerio de Sanidad, donde han realizado unos estudios que acabarán con el tallaje actual de las ropas. Una revolución o una involución. De entrada, un lío, porque dicen que será todo sobre diferentes parámetros. Lo único cierto es que las tallas no son infalibles, sino que son una especie de sorteo. Te pruebas dos pantalones de la misma talla y el mismo fabricante, y uno te va bien y el otro no. ¿Por qué? Veremos.
Aunque una de las noticias menores que más interés me ha despertado es que «Channel 4» se despide el día 22 de febrero, justo cuando cumpla el programa número quinientos. La cadena asegura que es por motivos de su baja audiencia, y los números cantan, por delante y por detrás. Los programas de Cuatro dan casi el doble de porcentaje, por lo que la cuestión está muy clara. Tomada la decisión, uno se pregunta las razones que han llevado a la cadena a mantener este programa durante tantos meses bajo mínimos, con una propuesta absolutamente desmembrada, sin carácter. Se va detrás de «Aquí hay tomate», y mirado desde fuera, son dos caídas en el mismo frente de la televisión más frívola. En Tele 5, en plan burraco, y en el que ahora se despide con maquillaje para engañar. Pero el fondo era el mismo.