Un 8 de febrero nació una leyenda: James Byron Dean
Si en la ficción Dean emulaba a personajes rebeldes, inconformistas, atormentados, en la vida real, según cuenta su leyenda, practicaba lo que predicaba. Cuando terminó el rodaje de «Gigante», James se interpretó a sí mismo en la grabación de aquel spot que animaba a los jóvenes a conducir con precaución.
Iratxe FRESNEDA | Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual
Algún consejo para los jóvenes conductores? Conduzcan con cuidado. La vida que salven probablemente sea la mía».
El consejo lo pedía el presentador de «Drive safely», en un anuncio de televisión para la educación vial en EEUU. James Dean era el que lo daba. Pocas semanas después de la grabación se subió a su Porsche Spyder 550, al que llamaba pequeño bastardo, y perdió la vida en la carretera. Tenía 24 años y se convirtió en icono cinematográfico y mito sexual, evitó el problema de madurar y el desafío de envejecer con dignidad. La figura de James Dean pasó a la historia como uno de los mitos pop por excelencia creados por la industria de Hollywood. Su guión fue el prólogo de algo que prometía ser; su desarrollo, en cambio, quedó en blanco.
James Byron Dean nació en Marion, en el Estado de Indiana, un 8 de febrero de 1931. Llevaba el teatro en las venas y acabó estudiando Arte Dramático. Nueva York fue el inicio de su carrera como actor y algunos pequeños teatros de Broadway, su plataforma hacia el estrellato. La pieza «El inmoral» le dió su primera oportunidad para firmar un contrato con Hollywood, donde al año siguiente rodó «Al este del Edén», dirigida por Elia Kazan. Tres serían las películas que marcarían su carrera y lo convertirían en una figura inmortal: «Al este del Edén», «Rebelde sin causa» y «Gigante». Si en la ficción Dean emulaba a personajes rebeldes, inconformistas, atormentados, en la vida real, según cuenta su leyenda, practicaba lo que predicaba. Cuando terminó el rodaje de "Gigante", James se interpretó a sí mismo en la grabación de aquel spot que animaba los jóvenes a conducir con precaución. Un par de días después, el 30 de setiembre de 1955, puso a prueba su propia capacidad al volante. La noche anterior le había dejado su gato a Liz Taylor para que lo cuidara mientras él corría en Salinas. En el camino fue multado por exceso de velocidad, pero aún así siguió adelante hasta que, en un cruce, otro coche puso fin a su carrera. Su Porsche Spyder se incrustó en el vehículo que conducía un estudiante que nunca quiso hablar del accidente. James murió en el mismo instante en el que el mito nacía. Tras su fallecimiento, se estrenaron «Rebelde sin causa» y «Gigante». Los jóvenes acudían en masa a las salas y se sentían identificados con sus personajes atormentados y en conflicto con las generaciones precedentes. Dean era el símbolo de un nuevo fenómeno cultural: la juventud.