Ojalá sirva de precedente
Está por ver si, definitivamente, Kosovo declara la independencia tutelada durante los próximos días. Está por ver, asimismo, la forma que toma esa declaración. Declaración que, por otro lado, no supondrá más que la confirmación de la situación real que vive Kosovo en la actualidad: un territorio independiente de facto bajo la supervisión de organismos internacionales -la ONU hasta ahora y la UE de ahora en adelante-. Lo único que está claro de momento es que la labor diplomática realizada por los albano-kosovares ha surtido efecto y que la mayoría de países asumirán las recomendaciones que emanan del plan presentado por el enviado especial de la ONU para Kosovo, aceptando la declaración y estableciendo relaciones oficiales y normalizadas con las instituciones kosovares. Tan sólo unos pocos países occidentales quedarán al margen de esa postura. Se trata, por un lado, de los países de religión ortodoxa y/o de etnia eslava -Rusia, Grecia, Malta, Eslovaquia y Chipre- y, por otro lado, del Estado español.
Todos esos países plantean que la aceptación por parte de la comunidad internacional de la independencia supone un precedente con implicaciones para futuros casos de secesión. El Estado español niega este extremo, pero sigue posicionándose en contra. Varios analistas españoles han indicado que se trata de un gesto de extrema debilidad y una incongruencia política que, además, le aísla frente a los países de su entorno. Señalan, asimismo, que la excepcionalidad del caso kosovar es evidente y se deriva del genocidio dirigido por Milosevic contra los albaneses de ese territorio.
Esos analistas olvidan, sin embargo, que la excepcionalidad del caso kosovar proviene ante todo de que, seguramente por primera vez, la comunidad internacional ha establecido la carga de la prueba sobre el estado en vez de sobre la parte secesionista. Es decir, ha determinado que la independencia es necesaria porque el Estado serbio no puede garantizar los derechos individuales y colectivos de una parte de su población. Digan lo que digan uno y otros, ojalá sirva de precedente.