Unionistas, ministros y delegados se reúnen en la asamblea de Sinn Féin
Este ha sido un año de cambios políticos y Sinn Féin ha querido reflejarlos invitando por primera vez en su historia a un unionista a compartir su escenario durante la Asamblea Nacional del partido, que tuvo lugar en Dublín, que empezó el viernes y finalizó ayer.
Soledad GALIANA Dublín
En estos doce meses ha pasado lo inimaginable, o como el líder de Sinn Féin, Gerry Adams, dijo en su discurso, «lo increíble». La restauración de las instituciones norirlandesas ha significado que a esta reunión del partido hayan asistido cuatro ministros, un viceprimer ministro, representantes ante el Consejo y asociaciones de distritos policiales, diputados en Belfast y Dublín y concejales de toda Irlanda, que se han unido a los delegados del partido. Como apuntó el representante del Congreso Nacional Africano Collins Chabane durante la conferencia del partido, «el cambio en situaciones de lucha de liberación nacional llega sin avisar». Y el cambio se percibe en muchos ámbitos. Atrás han quedado los agrios debates que acarreaban los cambios sustanciales exigidos por los compromisos del proceso de paz. Hoy, Sinn Féin discute más y más el día a día. Curiosamente, uno de los debates más acalorados fue la política económica del partido. Muchos creen que su ambigüedad les costó votos en las pasadas elecciones al Parlamento de Dublín.
Tanto han cambiado las cosas que, por primera vez, se ha visto en la sala en la que se celebraba la reunión la banda que visten los protestantes de la Orden de Orange alrededor del cuello. Como para marcar el cambio «a tiempos mejores», Raymond McCord, el primer unionista que se ha dirigido a la Asamblea Nacional de Sinn Féin, decidió reconocer su legado y vestir el «collarín» que heredó de su padre. La presencia de McCord es una de las claves de lo que a este proceso le queda por resolver: la connivencia de las fuerzas de seguridad con organizaciones lealistas y la protección de los británicos de sus informadores. El hijo de McCord, de 22 años, murió a manos del UVF en 1997. La investigación de la entonces defensora del pueblo, Nuala O'Loan, dio pie al informe «Operación Ballast», una denuncia del encubrimiento policial de sus infiltrados en organizaciones armadas. McCord aseguró ante los delegados que se sentía honrado de haber sido invitado, y apuntó que la connivencia para él siempre había sido «propaganda republicana hasta que aprendí que no lo era de la peor forma posible». McCord ha encontrado en los republicanos el apoyo que su propia comunidad le niega. El DUP se ha negado a apoyar su campaña, mientras que Adams habló de su caso con el primer ministro británico. Es por ello que McCord, que apoya la transferencia del poder policial y judicial de Londres a Belfast, plantea sus dudas de que el control del nuevo Ministerio de Justicia por parte del DUP vaya a ayudarle en su búsqueda de la verdad. «Lo único que puedo decir, y estas son las palabras de Ian Paisley, es que no habrá rendición ante la connivencia», dijo McCord, desatando el aplauso de los republicanos.
con la vista en sudáfrica
Sinn Féin ha puesto sus ojos de nuevo en Sudáfrica, en la Comisión para la Verdad y Reconciliación como posible solución a las cuestiones pendientes para todas las víctimas de la violencia de Estado. Una comisión que, afirman, necesita ser independiente e internacional para tener credibilidad.
Gerry Adams también se refirió al primer ministro y líder del DUP, Ian Paisley. Pero si en años anteriores había sido para vapulearlo por su oposición al progreso del proceso, este año entre líneas se podía leer su defensa de la nueva actitud del líder unionista: «Las instituciones políticas no estarían funcionado si líderes unionistas con visión de futuro no hubieran tomado la iniciativa», apuntó el presidente de Sinn Féin.
Claro está que sigue habiendo desacuerdo entre unionistas y republicanos en cuestiones clave, esencialmente, sobre la transferencia de poderes y el apoyo al gaélico . El diputado en la Asamblea de Belfast, Barry McElduff, acusó al ministro del DUP responsable de desarrollar la Ley del Gaélico, Edwin Poots, de estar «fallando a la hora de aceptar la diversidad cultural y de implementar el Acuerdo de St. Andrews». Como ejemplo expuso que el dialecto Ulster-Scot recibe más ayudas que «la lengua nativa de Irlanda».
Otros temas claves de la Asamblea Nacional fueron propuestas de acción de cara al cambio climático, para mejorar los servicios públicos y la oposición al Tratado de Lisboa, sobre el que votarán los irlandeses en los próximos meses y que Sinn Féin considera otro paso hacia la centralización de poderes en una Comisión Europea formada por tecnócratas, así como una amenaza para la independencia política y neutralidad de Irlanda. Asímismo, Adams anunció la formación de un subgrupo que trabajará en iniciativas para fomentar la unidad de Irlanda. Los unionistas han llegado a la conclusión de que políticas económicas para toda la isla son la solución para el desarrollo de la economía del norte a imagen del éxito de la república.
Por primera vez se vio en el congreso republicano una banda de la Orden de Orange y Adams elogió la actitud de los «unionistas con visión de futuro».
Puestos en pie, los delegados republicanos recibieron al representante de la izquierda abertzale Iñaki Olalde y denunciaron la actuación del Gobierno español y las últimas detenciones. En ese contexto, Séan McManus recordó la participación en años anteriores de Arnaldo Otegi y Pernando Barrena, en prisión. «No olvidaremos a los que nos apoyaron en nuestros días difíciles», subrayó McManus.
Asimismo, los delegados aprobaron una moción en la que condenan la conculcación por parte del Estado español de los derechos de Euskal Herria. A modo de ejemplo, citaron el sumario 18/98, que lo describieron como «uno de los mayores abusos contra los derechos civiles ahora mismo en Europa».