Absuelven a tres policías de Nueva York que mataron a un joven negro y desarmado
GARA |
Tres detectives del Departamento de Policía de Nueva York fueron declararon ayer «inocentes» pese a haber disparado hasta 50 veces contra tres personas desarmadas cuando salían de un club de streap-tease del distrito de Queens el 25 de noviembre de 2006. Sean Bell, de 23 años y negro, resultó muerto. Al día siguiente se iba a casar con su compañera Nicole Paultre, con quien tenía dos hijas. «Necesito saber por qué ocurrió. Mi familia merece saberlo», declaró Paultre al inicio del juicio.
Un juez de Queens declaró a los tres policías «no culpables» de los ocho delitos de los que estaban acusados, pese a que en la apertura del juicio oral, el ayudante del fiscal del distrito, Charles Testagrossa, afirmase que lo sucedido «no se podía considerar como un mero accidente o una equivocación».
Indignación de los familiares
El veredicto dado a conocer por el juez Arthur Cooperman fue acogido con indignación y dolor por parte de los familiares y allegados de Bell, así como de los dos amigos que iban con él cuando sucedieron los hechos y que resultaron heridos.
Dos de los detectives, Michael Oliver y Gescard Isnora, que efectuaron la mayoría de los disparos, estaban acusados de «homicidio voluntario e involuntario». Al tercero, Marc Cooper, tan sólo le imputaban «imprudencia temeraria».
A lo largo del proceso judicial, la acusación incidió en que los policías utilizaron sus armas sin justificación contra tres personas desarmadas y sin que se identificaran previamente como policías, lo que hizo que Bell y sus amigos trataran de huir al sentirse amenazados por alguien que portaba un arma.
La defensa alegó que estaban bebidos, que Bell estaba «fuera de control» y que portaban armas. No se encontró ninguna en el vehículo de los tres amigos.
Como en 1999
Este caso causó una gran polémica en Estados Unidos y puso en evidencia una vez más la discriminación racial.
Asimismo, reavivó en la memoria de los neoyorquinos lo ocurrido en 1999 a Amadou Diallo, que murió después de que cuatro policías blancos le disparasen 41 veces pese a que estaba desarmado. En aquella ocasión, los agentes también fueron absueltos, lo que dio lugar a numerosas protestas en Nueva York y hubo centenares de detenciones, y elevó la tensión entre la Policía y la comunidad afroamericana.
En los días previos a conocerse la sentencia sobre la muerte de Bell, el alcalde, Michael Bloomberg, y el jefe de la Policía, Ray Kelly, pidieron a la ciudadanía que acogieran el fallo con «tranquilidad».