El Ejecutivo navarro y la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), los máximos impulsores del polémico pantano de Itoitz, quisieron escenificar ayer su satisfacción con la culminación del llenado desde la misma presa. El acto pasó por alto la situación provocada por la sucesión de movimientos sísmicos en el entorno desde que el vaso co- menzó a anegarse, y fue usado por Miguel Sanz para lanzar mensajes triunfalistas. En su opinión, la ejecución del proyecto supone que el tiempo les ha dado la razón.

El líder de UPN dedicó su intervención a los detractores de la obra, de quienes afirmó que han incurrido en tres errores; afirmar que el agua no sería para la ciudadanía navarra, argumentar que existían afecciones medioambientales y poner en duda que se ejecutaría el Canal de Navarra. Sobre la segunda cuestión, Sanz se aferró a que el Tribunal Constitucional convalidó en 2001 la Ley de Espacios Naturales -modificada, como es sabido, a posteriori de la declaración de ilegalidad del proyecto por parte de la Audiencia Nacional española, instancia que, sin embargo, se negó a parar las obras-.

Sanz añadió que este caso demuestra que cuando los partidos políticos se unen en torno a un objetivo, éste se termina llevando a cabo.

El Gobierno navarro quiso dar un gran realce a este festejo institucional, y así junto a Miguel Sanz posaron en la presa de Itoitz los consejeros de Economía y de Obras Públicas, Álvaro Miranda y Laura Alba, respectivamente.

Coordinado con Esa

Por su parte, el presidente de la CHE destacó que el pantano de Itoitz aporta «riqueza y seguridad» a Nafarroa y a toda la cuenca del Ebro, y no dudó en enmarcar este proyecto que ha hecho desaparecer varios pueblos en «el desarrollo sostenible».

José Luis Alonso enlazó este proyecto con el de Esa y dijo que serán compatibilizados para lograr «beneficios para todos».

El llenado de Itoitz comenzó en el año 2004, fecha desde la que se ha realizado la puesta en carga, de la que ya se han cubierto tres fases. La cuarta se inició en abril del año 2006, con el objetivo de alcanzar la cota de 586 metros, así como el nivel de los aliviaderos (588), para a partir de ahí descender entre los meses de junio y setiembre de modo que al final del verano el agua se sitúe a una altura de 536 metros.