Crónica | Tras la muerte de un atracador
Los vecinos de Bilbao la Vieja exigen más celeridad en las obras
Los vecinos de Bilbao la Vieja lo tienen claro: la muerte, por causa natural, de una persona que trataba de atracar a otra en la plaza del barrio «podía haberse evitado». Portavoces de la asociación vecinal achacaron ayer la inseguridad al modo en que se están acometiendo las obras de urbanización en ese barrio histórico de la villa.
Agustín GOIKOETXEA
Bilbao la Vieja fue la semana pasada, de nuevo, triste protagonista de un suceso que terminó con la vida de un hombre, de 34 años, aquejado de asma, que falleció tras el forjeceo que mantuvo con una persona a la que trataba de atracar de madrugada. Los vecinos denunciaron a las pocas horas la inseguridad que padecen y se movilizaron.
Ayer, miembros de la asociación vecinal comparecieron ante los medios de comunicación para dar más detalles sobre una situación que se prolonga ya meses y que no tiene, a la vista de la respuesta municipal, visos de resolverse con celeridad.
Silenciados por el ensordecedor ruido de las excavadoras que perforaban la calzada a escasos metros, recordaron que llevan ocho meses soportando la lentitud con que se acometen los trabajos de urbanización de la calle Bilbao la Vieja. «Las obras llevan una lentitud desesperante», remarcaron.
La suciedad, el ruido y la inseguridad son tres de las consecuencias más importantes para unos vecinos que llevan más de una década viviendo minuto a minuto las repercusiones negativas de los derribos de los viejos inmuebles, la incertidumbre de los realojos, así como los trabajos de urbanización y edificación de las nuevas viviendas.
El cierre al tráfico de la calle ha servido para que buena parte de la calzada y aceras se conviertan en un almacén improvisado para el material de la obra, que dificulta el acceso de los vecinos a sus casas y ha creado puntos negros donde se repiten los atracos y las agresiones, especialmente por la noche. «Nos encontramos con que no existen accesos seguros y sin trabas arquitectónicas para las personas mayores con escasa movilidad, así como una circulación sin riesgo para los cochecitos de las niñas y niños», explicaron.
Los afectados han tratado de dirigir su «enojo y rabia» hacia el Ayuntamiento, a quien le reclaman soluciones. La única respuesta, subrayaron, ha sido la amenaza de que los trabajos se pueden prolongar aún más, por problemas derivados de la crisis, y encuentros con la delegada de Urbanismo, Julia Madrazo, que no han dado resultados.
Hasta la rueda de prensa de ayer, recordaron, han convocado dos manifestaciones y tres concentraciones, «y estamos a la espera de la respuesta a nuestras reivindicaciones más urgentes». Los afectados creen que las autoridades, con el alcalde al frente, se han olvidado otra vez de Bilbao la Vieja.
«El callejón de la puñalada»
Cuando aún está sin concluir la urbanización de la plaza de Bilbao la Vieja y su entorno, desde el organismo ciudadano instaron a que, detrás de ese espacio público, en la calle Cantarranas, se habilite un área de esparcimiento para los más pequeños, en un barrio donde estas zonas no proliferan. Además, con esta solución, se evitaría convertir el lugar en un callejón peligroso, «en el callejón de la puñalada».
Los vecinos insistieron en que «no protestan por protestar» y no ocultaron su preocupación por las consecuencias negativas que puede tener no escucharles en unas reivindicaciones que definen como básicas. Así, mencionaron que hay que buscar una solución para los patios traseros de las viviendas y las escaleras por las que se accede al entorno de la plaza Saralegi. «Es otra de las cuestiones urgentes -advirtieron desde la asociación-, ya que debido a la situación actual es uno de los focos de entrada a robar a las casas».
Pidieron al Ayuntamiento, asimismo, que estudie la posibilidad de habilitar en la calle Claudio Gallastegi un paso por donde puedan circular los peatones, ya que ahora sólo transitan los autobuses y son al menor tres los casos que tienen contabilizados de personas mayores que se han caído cuando bajaban o subían de la plaza Saralegi. «Algunas de los vecinos que se han caído, han estado meses en la cama a raíz de las lesiones», señalaron.