Visibilizar los logros de las mujeres deportistas es importante, pero no sólo por ser mujeres
Edurne Pasaban logró ayer hacer cumbre en el monte Kangchenjunga, de 8.586 metros. La alpinista vasca coronó la cima junto a sus compañeros Juanito Oiartzabal, Asier Izagirre y Alex Txikon, logrando así su duodécimo ochomil y quedando a tan sólo dos de lograr escalar las catorce montañas de esa altura que existen en el mundo. Una hazaña a la mano de pocos alpinistas. Es cierto que en pocos años el alpinismo ha cambiado mucho, pero la gesta lograda por la tolosarra debe ser valorada en su justa medida.
Pero, ¿cuál es esa medida? Pues, ni más ni menos que la medida que dan esos doce ochomiles y toda una carrera profesional dedicada al alpinismo. Porque ése es el dato que hay que remarcar, por encima de su condición de mujer.
Anteayer fue el Itxako y ayer Pasaban. Los medios de comunicación tienen que encontrar el equilibrio entre la demanda social, la relevancia informativa y el deber de buscar una sociedad más justa. Es importante, en ese sentido, valorar los logros de las deportistas, logros que a menudo pasan inadvertidos. Es la única manera de discernir entre la victoria y la derrota, algo que en el deporte profesional es un criterio importante.