No era el mejor momento para que el Betis visitara el Stadium Gal. Desde que Víctor Fernández se puso al mando del conjunto bético allá por el mes de enero, los blanquiverdes habían sumado tres victorias y otros tantos empates en los últimos seis partidos. El nuevo aire que le ha dado el técnico también se notó en la tarde de ayer, sobre todo en una primera parte en la que los sevillanos dominaron el choque y lograron poner el 0-2 en el marcador gracias a la calidad que atesoran varios jugadores.

Cada vez las derrotas se pagan más caras, y la idea de Iñaki Alonso de implicar a más equipos en la zona de descenso tendrá que demorarse, a pesar de que el viernes el Cádiz cayera ante el Cartagena. Los irundarras tendrán que esperar al resultado del partido de hoy entre Celta y Albacete para hacer unas cuentas que cada vez se complican más.

Y no sólo por tener que sumar puntos; también porque a este equipo le cuesta horrores marcar goles. Parece mentira que un conjunto que domina la pelota a su antojo en la mayoría de encuentros, no tenga la misma claridad anotando goles.

Es verdad que el Betis comenzó muy fuerte en la primera parte, marcando el primer gol en el minuto 20 gracias a una excelente jugada protagonizada por Sergio García y Emaná, que cruzó a la perfección ante Otermin. El segundo llegaría en el 38, con los mismos jugadores más Jonathan Pereira, que marcó a placer delante del guardameta guipuzcoano.

Pero también es cierto que el gol marcado de penalti por Eneko Romo dio alas y motivación al Unión justo antes de irse al descanso. Y eso se notó en la reanudación, con un equipo local que comenzó a crear peligro en la puerta de Goitia como habitualmente viene haciéndolo.

Se pudieron contar numerosas ocasiones claras de los irundarras. El típico ¡uy! resonaba más que nunca en unas gradas que se abarrotaron para ver a un posible equipo de Primera como es el Betis.

El primer grito se pudo oir en el minuto 66, cuando Gorka Brit recibió un pase al espacio y cruzó demasiado el balón. No tardó mucho el siguiente crujido del graderío. Dos minutos exactamente. El guardameta Goitia mandó a córner un balón peligroso lanzado por Durán. Y, por si esas dos ocasiones fueran pocas, en el 69 Brit no llegó a rematar una preciosa jugada de Maric y Descarga.

La definición

El tiempo pasaba y el Unión no lograba el premio. El empate estaba mucho más cerca que el tercer gol bético, pero apareció la «ley de Murphy». En una de las pocas llegadas visitantes al área de Otermin, Capi mandó el balón a la red, poniendo el 1-3 definitivo.

Era el minuto 92. Sin duda, un varapalo demasiado grande para un Unión que, sea el equipo que sea, siempre mantiene su filosofía de juego. Ayer casi logra un importante punto, pero las jornadas avanzan y la buena imagen tiene que ser suplida de inmediato por el resultado.