Una oferta de cambio radical frente a 30 años de «Búnker» en Nafarroa
El documento «Nuevas ilusiones, nuevas oportunidades» se perfila como la herramienta de la izquierda abertzale para buscar alianzas en favor del cambio político. En 48 páginas dibuja un herrialde secuestrado por la «razón de Estado», blindado por pactos impensables en otros lugares y que obliga a articular una nueva correlación de fuerzas. Creen que éste es un momento clave.
Ramón SOLA
Para la izquierda abertzale, tras 30 años de Amejoramiento del Fuero, ha llegado la hora de dar un paso adelante y revertir la situación con una nueva correlación de fuerzas. A ese objetivo responde la iniciativa presentada el miércoles pasado por decenas de independentistas navarros y que tiene un diagnóstico de base: el texto «Nuevas ilusiones, nuevas oportunidades», que se difundirá en charlas y reuniones. El análisis parte de dos frases pronunciadas casi simultáneamente por dos líderes políticos antagónicos: la metáfora del «jarrón roto» de Telesforo Monzón y la afirmación de Manuel Fraga de que «la unión o simplemente la fórmula de una federación vasco-navarra sería inaceptable, abriría un frente de irracionalidad y violencia».
Se recalca que fue en ese momento en el que se gestó el denominado «búnker españolista», en el que la izquierda abertzale sitúa hoy a UPN, PSN, PP y CDN en el ámbito político; CEN, UGT y CCOO en el económico; y Opus Dei y ``Diario de Navarra'' en el social. «Los estrategas sabían que una alternativa netamente española no podía calar en una población que históricamente ha repudiado sentirse española, así que idearon finiquitar la UCD, propiciar el acuerdo estratégico entre UPN y PSN, y permitir al PSN la llegada a la Presidencia de Navarra, después de que aceptara la estrategia de Navarra sola y enfrentada al proyecto nacional vasco», añade.
De los años 80 a 2010
El documento detalla fenómenos como la ofensiva para «domesticar al potente movimiento obrero navarro» a través de las prebendas a UGT y CCOO, las «campañas orquestadas» para impedir el aborto en el herrialde -con el famoso juicio de 1986- o la Ley del Vascuence del mismo año.
La izquierda abertzale remarca que esa comunión de intereses ha hecho que en Nafarroa surjan pactos sin parangón en otros puntos del Estado, como la entente UPN-PSN en el ámbito político o la estrecha colaboración entre la patronal CEN y los sindicatos UGT y CCOO en el económico. Desde esa posición se impulsan prácticas que se han convertido en típicas de Nafarroa, como la supeditación a las empresas multinacionales, la imposición a toda costa de proyectos de destrucción medioambiental (Itoitz, autovía transpirenaica, el TAV...), la constante persecución a la simbología y la cultura vasca o la criminalización de los colectivos populares, juveniles, independentistas o que simplemente practiquen la desobediencia civil o promuevan fiestas.
``Nuevas ilusiones, nuevas oportunidades'' constata que estos ataques se han agudizado con los años, apoyándose en la ilegalización de la izquierda abertzale. Llegados ya a este momento en que se atisba la posibilidad de un cambio político y social de fondo por primera vez en décadas, la izquierda abertzale advierte de que «el bloque españolista ha readecuado su estrategia a las circunstancias actuales. El modelo utilizado en estos años (coalición UPN-PP y configuración de mayorías a través de CDN) no garantizaba resultados en defensa del interés partidista ni de los intereses de Estado. El pacto entre UPN y PSN, oculto en los primeros compases de la legislatura y oficializado públicamente a lo largo de 2009, garantiza el blindaje de Navarra». Se remarca además que esta vía ha sido «exportada de manera casi mimética» a otros territorios vascos.
La última década ha estado marcada también por la presencia de la coalición Nafarroa Bai. Para la izquierda abertzale, la derecha siempre ha tenido especial interés en «proyectar una tercera vía» a las dos alternativas clásicas: la españolista y la independentista. «En este sentido, NaBai ha pretendido capitalizar el deseo de cambio existen- te en la sociedad navarra sin rebasar (y, por tanto, asumiendo) el marco jurídico-político establecido desde la reforma», apunta. Recuerda dos datos clarificadores: el modo en que el PSOE y los medios alentaron esta opción cuando surgió, y el reproche público lanzado por Miguel Sanz tras los últimos malos resultados electorales, cuando «criticó su falta de capacidad para capitalizar el voto de la izquierda abertzale».
En consecuencia, si bien se admite que esa coalición «ha conseguido agrupar a una amplia capa de personas descontentas con el modelo de gestión de UPN-PSN de estos últimos 30 años», se subraya también que su labor «ha desvirtuado los conceptos clave sobre los que debe pivotar el cambio político y social». Y, con ello, el objetivo que marca la izquierda abertzale para esta fase histórica.
El documento de la izquierda abertzale de Nafarroa incluye también ciertas dosis de autocrítica, sobre todo en lo que atañe al ámbito del euskara, que es uno de los más importantes de su análisis. Se alude al conocido episodio del voto en contra de la extensión del modelo D a la zona «no vascófona», que le ha sido reprochado durante muchos años desde ciertos sectores euskaltzales; se admite que «sin duda, afectó a la credibilidad de la práctica política de la izquierda abertzale».
Al hilo de ello, se subraya con carácter general que «la unidad abertzale en Navarra ha sido difícil, salvo en momentos excepcionales, por la posición dispar en lo referido a la aceptación del marco jurídico-político. Posiciones mantenidas por HB de rechazo al marco en lo político y en lo social chocaban con el posibilismo de sectores nacionalistas que no estaban dispuestos a cruzar los límites de la legalidad establecida. Un posibilismo que se ha demostrado estéril ante la dinámica de imposición constante del frente españolista», apunta. R.S.