El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, ha señalado que el arzobispo Óscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de marzo de hace 30 años por un comando de ultraderecha, sigue vivo entre los salvadoreños y es «referente obligado» de su Gobierno. «Monseñor Romero, a pesar de que lo quisieron silenciar, sigue vivo entre nosotros», afirmó Funes, quien se hizo presente en el monumento del Divino Salvador del Mundo, donde el sábado se concentraron cientos de personas para caminar con faroles hasta la catedral.