El papa Benedicto XVI rompió su silencio con respecto al escándalo que acosa a la Iglesia católica con una pastoral en la que se limitó a pedir perdón a las víctimas en Irlanda y a ordenar una inspección de las diócesis y seminarios donde se cometieron abusos sexuales, agresiones físicas y hasta violaciones en grupo. Con ella pretendía zanjar un escándalo que se extiende como un reguero de pólvora por todo el mundo, pero sólo logró dividir a la Iglesia y defraudar a las víctimas.

La Santa Sede ve cómo las denuncias de abusos sexuales cometidos en la segunda mitad del siglo pasado se extienden por EEUU, Irlanda, Australia, Holanda, Alemania, Canadá, Brasil, Chile, Argentina, Italia, México, Suiza y Euskal Herria, entre otros países, porque el escándalo afecta ya a sacerdotes de más de una veintena de naciones.

Las denuncias comenzaron a salir a la luz a finales de 1990 en EEUU. Según los últimos datos, allí hay 4.392 curas católicos, el 4% del total, acusados de pederastia por un total de 10.667 victimas. 384 fueron condenados, y 3.300 ni siquiera investigados, por diferentes circunstancias.

En Irlanda, donde la Iglesia, en connivencia con el Estado, tapó de forma sistemática durante décadas todos los casos denunciados, se han contabilizado 14.500 menores que sufrieron abusos.

La Iglesia holandesa ha recogido hasta 1.100 casos por abusos cometidos entre 1950 y 1970. En las últimas semanas se han presentado 350 denuncias de abusos continuados.

En Australia, 107 curas han sido condenados a penas de prisión y en el Estado español sólo tres dieron con sus huesos en la cárcel.

En Alemania, en las últimas semanas se han conocido -y se siguen conociendo- cientos de denuncias por abusos en centros religiosos, que han salpicado al propio Papa, a su hermano Georg y al presidente de la Conferencia Episcopal alemana, Robert Zollistch, por haber ocultado casos que conocieron y encubierto a sus autores, una manera de proceder habitual en el seno de la Iglesia católica, que ha pagado sumas millonarias en concepto de indemnizaciones.

Hace unos días el escándalo salpicó también a Brasil, el país con más fieles católicos del mundo, donde tres sacerdotes están siendo investigados; y se conoció el encarcelamiento en Chile de un religioso vasco.